lunes, 1 de julio de 2013

Izquierdas Reaccionarias y Derechas Progresistas; el Aparato = Sociedad Civil de los Indeseables.





Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

Indeseable

1   Se aplica a la persona con la que no es recomendable tratar por sus malas cualidades morales.

2   Se aplica a la persona cuya estancia en un país se considera peligrosa.

3   Que es rechazable o indigno de ser deseado.

4    Dícese de la persona que, por su ruindad moral, se considera indigna de trato.

Diccionario de sinónimos y antónimos © 2005 Espasa-Calpe:

Indeseable

1/ despreciable, maleante, granuja, pícaro, truhán, golfo, vago, gamberro
2/ peligroso, arriesgado, expuesto

Esto nos lleva a un último punto importante para comprender la elección del terreno.

En el contexto de afirmación del poder municipal, después de la debacle del partido peronista en las primeras elecciones del 1983, el municipio fue uno de los espacios clave de la reconquista del poder a nivel provincial y nacional.

Cuando llegué a la Argentina, el debate sobre la descentralización y el lugar de lo local en la instrumentación de las formas de gestión participativa estaba en su apogeo, otorgando un papel creciente a los nuevos actores, –Iglesias, ONG, Organizaciones populares, militantes– que se habían afirmado en los años de dictadura, comprometiendo de esta manera a los poderes locales a implicarse más directamente en la gestión de los territorios (Prévôt-Schapira, 1993:151-172).

En Moreno existía un sólido núcleo de militantes peronistas que encarnaba estas ideas.

Así el municipio se convirtió en uno de los lugares estratégicos de las nuevas formas de gestión, de experiencias inéditas, impulsadas por un pequeño núcleo proveniente del peronismo militante de los años 70.

En este sentido, fue una suerte de “laboratorio” de la territorialización de la acción política y social, y una de las bases de la reconquista de la Renovación Peronista a partir de los “barrios”.

Desde sus lugares de ejercicio del poder –la Dirección de Tierra y Vivienda (1983-1984), luego la Secretaria de Bienestar Social y también como miembros del Concejo Deliberante–, estos militantes promovieron experiencias que estaban asociadas a la idea de “reforma urbana”.

Las localidades alejadas del “centro” (Cuartel V, Trujuy) y más pobres, situadas al este de la vía del ferrocarril que divide el territorio municipal, loteadas en los años 50/60, sin equipamientos ni servicios, fueron su lugar de acción.

En estos lugares, la presencia de la “Iglesia de los pobres” fue un terreno fértil para los militantes revolucionarios que se incorporaban a la vida política y partidaria en democracia.
……….

Este grupo unido por un proyecto político y social que se había forjado en la actividad militante bajo la influencia del “peronismo cristiano” de los años 70 constituyó para mi una suerte de cohorte, para hablar como los demógrafos, para seguir a través de sus evoluciones políticas el giro liberal de los años 90 y la espacialización de las lógicas políticas de la Renovación Peronista.

Profundamente impregnados por las ideas de la teología de la liberación, estos militantes hacían su aprendizaje del ejercicio del poder en democracia en un clima de fuerte competencia electoral entre los dos grandes partidos, UCR y PJ.

Frente a las políticas de ayuda alimentaria de los radicales, 10 denunciaban el carácter asistencial y caritativo de las mismas, afirmando su voluntad de reemplazarlas por experiencias fundadas en la solidaridad territorial del barrio, de la parroquia, y asentarlas sobre la participación de la población.

Es necesario, por supuesto, recordar el clima de “transición” de los años 80.

Las formas de movilización en los primeros años de democracia fueron cargadas con una cierta dosis de utopía, orientada hacia “la construcción de un nuevo modelo democrático”.

Pero también, dichas movilizaciones deben ser ubicadas en el contexto partidario del Conurbano, de competición y de luchas internas, y de empobrecimiento generalizado.

Es así que si al principio, la investigación estuvo centrada sobre la cuestión de la tierra en sentido estricto, mis interrogantes se fueron ampliando naturalmente a las nuevas dinámicas territoriales y comunitarias en las “zonas urbanas desfavorecidas”, para retomar la terminología francesa.

En efecto, la reflexión sobre las escalas de participación y la necesidad de crear nuevas instancias deliberativas, como “Los consejos de la comunidad”, estuvieron en el corazón de la estrategia de reconquista de la Renovación peronista.

En 1987, la Renovación gana las elecciones a nivel provincial y en varias municipalidades del Conurbano, entre ellas Moreno.

Asumiendo que la crisis había desplazado la cuestión social de la fábrica al barrio, estos militantes decidieron cambiar el lugar del discurso y trabajar en los barrios.

Es así como, imbuido por una fuerte mística peronista y cristiana, es creado el primer Consejo de la Comunidad en Cuartel V, para “dar la palabra a los humildes” y “al pueblo silencioso’’.11

Situado en lo más recóndito del Municipio de Moreno, a 25 kilómetros del centro de la ciudad, la zona se caracterizaba por su extrema pobreza y aislamiento, en ausencia de transportes públicos que la vinculaban al centro.
………..

Es debido a esa misma situación de enclave que el primer consejo es creado en 1987 por el núcleo de militantes que acababa de conquistar el poder municipal, con el objetivo de ampliar la participación del conjunto de las asociaciones presentes en ese territorio, en confrontación con el “centro” del municipio en tanto lugar del establishment.12

El Consejo de la Comunidad quiso ser una asamblea no partidaria, ampliada a todas las asociaciones para lanzar una verdadera dinámica de participación y acción colectiva en torno a lo urbano (infraestructuras, vivienda, transporte, escuelas).

“Todo nos une: el barro nos une, la falta de electricidad nos une, todo nos une.

Comenzamos a unirnos sobre los puntos que nos interesan.

Después, siempre habrá tiempo para discutir sobre lo que nos divide: los partidos, la religión…’’.13

El objetivo de esta asamblea local era doble: luchar por una vida más digna y más segura, –la primera realización fue la construcción de una comisaría– y constituirse en interlocutor “legítimo” del poder municipal.

Apuntes de Moreno*
MARIE FRANCE PRÉVÔT-SCHAPIRA**
* Traducción Gabriel Obradovich
** Université Vincennes Saint-Denis -Paris 8/ Credal-ANR Metraljeux, Directora de redacción de la revista Problèmes d’Amerique latine.



– ¿Cómo se defiende el que no tiene trabajo o el que trabajando no puede parar dignamente la olla en el Gran Buenos Aires?

–De varias maneras.

Primero, asociándose con los que viven con él y como él.

El barrio es el gran organizador de las clases populares actualmente.

Hay racimos formidables de organizaciones sociales de toda índole (más o menos estables, más o menos prósperas) que se vertebran alrededor del barrio.

Los piqueteros son los más conocidos, pero hay organizaciones religiosas, musicales, murgas, comedores y sociedades de fomento.

La miseria empuja a la participación, porque para ganarse la vida hay que moverse, hay que estar en organizaciones, ir a los lugares que tienen recursos.

–La debilidad, según usted, no equivale a pasividad ni a falta de dinámica.

–Porque sos débil tenés que moverte, tenés que ser astuto.

Hay una herencia del sindicalismo argentino, que es el enganche entre el Estado y los gremios.

Las organizaciones sociales, territoriales, heredaron ese esquema.

Yo hice largos trabajos de campo en La Matanza y conocí a (Luis) D’Elía en sus comienzos, en 1986.

El decía: “Vamos a pelear por la tierra, pero la tierra debe ir a la cooperativa y la cooperativa transferirlos al barrio, porque ése es el único modo de construir poder popular”.

Eso era lo mismo que hacían los sindicatos.

No se reclamaba institucionalizar los beneficios.

Las organizaciones lograron así poder, pero se encerraron en la búsqueda permanente de recursos.

¿Cuál es el dirigente más exitoso, el más representativo?

Aquel que tiene capacidad de conseguir recursos del Estado.

Los pobres quedan condenados a participar de modo perpetuo.

Lo que se obtiene hoy no sirve para el mes que viene, no es un derecho adquirido.

No es una “conquista”.

Cuando usted obtenía la jubilación, la incorporaba.

Si le dan 100 pesos tiene que reiniciar sus reclamos mañana.

Por eso las clases populares participan más que las clases medias.

“Los pobres están condenados a la participación”
Denis Merklen, entrevista de Mario Wainfeld, 23 de enero de 2006



Las UBs tienen una gran variedad de formas organizacionales.

Mientras algunas cumplen con las formas estipuladas por los estatutos del partido, otras toman la forma de “grupos de trabajo” informales, operadas desde la casa de militantes sin ningún cartel externo o cualquier tipo de reconocimiento formal del partido.

Legitimados por la proscripción de Perón, cuando la consigna era que “cada hogar es una unidad básica”, los grupos de trabajo son creados por militantes que no cuentan con recursos para mantener una oficina, o también, por punteros que prefieren la informalidad, ya que les da más “espacio de maniobra”.

Otras UBs operan desde asociaciones cívicas como cooperativas vecinales, centros comunitarios, o comedores. [73]

Muchas de estas entidades funcionan igual que las UBs, afiliando miembros, compitiendo en elecciones internas, y haciendo campaña en elecciones generales.[74]

Según un líder local que dirige la UB “Compañeros” en la capital,

Nos ponemos diferentes sombreros.

Un día somos una unidad básica; al día siguiente un centro de ayuda infantil, y al otro una asociación civil.

Pero siempre tenemos la misma ideología peronista.[75]

En algunas áreas las UBs que operan desde asociaciones civiles prevalecen.

En San Miguel de Tucumán, la mayoría funciona como “centros vecinales”, y en la provincia de Santa Cruz, un gran número está organizada como “centros comunitarios”.

Por último, algunas son en realidad anexos barriales de agrupaciones locales.

Estos anexos barriales difieren de las otras UBs en el sentido que son creadas (y a menudo militadas) desde afuera, en lugar de serlo por militantes barriales.

De la misma manera que los grupos de trabajo y las asociaciones civiles, tampoco son sancionadas o sujetas a la autoridad de las dirigencias locales.

De este modo, la organización del PJ consiste en una heterogénea mezcla de UBs, grupos de trabajo, organizaciones cívicas, y organizaciones sin fines de lucro.

Por ejemplo, en el barrio capitalino de Lugano, la agrupación MOVIP consta de un centro de ayuda infantil, un comedor, un “centro materno”, un centro comunitario, y numerosos grupos de trabajo y UBs.

La agrupación Lealtad de Quilmes consta de un grupo religioso, una asociación materna, un grupo sobre derechos infantiles, y numerosos centros comunitarios.



La tabla 2 muestra la distribución de las diferentes formas organizacionales de las UBs relevadas por esta investigación.

Menos de la mitad (42,9%) tomó la forma estipulada por la carta del partido; 22,3% son grupos de trabajo informales, 23,2% opera desde asociaciones civiles; y 11,6% son anexos barriales sostenidos por agrupaciones locales.

Por último, un pequeño número (1,8%) opera desde sindicatos.

Una “Des-Organización Organizada”
Organización informal y persistencia de estructuras partidarias locales en el peronismo argentino*
Steven Levitsky
Assistant Professor of Government, Harvard University
Septiembre 2008


En nuestros conurbanos la sociedad pobre creció, sobrevivió y se organizó al margen de la tutela y la protección del Estado.

Su lugar fue ocupado por diferentes asociaciones, que traducen el complejo entramado social, y por liderazgos fuertes, de personas que encabezan la acción colectiva y se hacen cargo de las necesidades del conjunto.

Comúnmente se los llama “referentes”.

Por otro lado los partidos políticos se adecuaron a la nueva sociedad, archivaron sus programas, y desarrollaron redes territoriales, con operadores de base: los “punteros”.

Por encima, aparecen las estribaciones locales de un Estado fragmentado.

Ya no podía desarrollar políticas universales, pero era capaz de movilizar sus escasos recursos para acciones focalizadas y en buena medida discrecionales, cuya expresión más conocida son las “obras públicas” y los “planes”.

Referentes y punteros son hoy las piezas clave del proceso de producción del sufragio.

Los punteros que cuentan son los que hablan por el Estado: el concejal, el secretario, el Intendente.

Los referentes, por su parte, hablan por los colectivos que lideran.

Puede ser una familia extensa, un vecindario, un grupo étnico, religioso o deportivo, como en el fútbol.

Entre punteros y referentes circulan bienes y servicios variados: bolsones de comida, ayuda a comedores, una franquicia, una tolerancia policial, un “plan”.

Se trata de un intercambio cotidiano, continuo, que en un momento se expresa políticamente, en la asistencia una marcha, o en una elección.

En el primer caso el colectivo es visible y quiere serlo: desde el transporte hasta las pancartas.

En el comicio, el colectivo negociado -denominado “el paquete”- se disimula, y se traduce en votos singulares, secretos.

Pero reconocibles por el puntero, quien certifica el cumplimiento de los términos del acuerdo.

Es común llamarlo clientelismo.

Es una palabra genérica, pobre y descalificante.

No da cuenta de los matices de una relación compleja, siempre abierta y en proceso, en la que hay también independencia e imprevisibilidad.

Cada persona pertenece simultáneamente a varios colectivos, y su lealtad bascula entre ellos.

Los compromisos políticos son flexibles, graduales y reversibles.

Los intercambios requieren no solo una base material sino también sintonías de forma, tono y trato.

La gente no se entrega ni obedece, sino que “acompaña”.

Manejar todo esto requiere una enorme sabiduría artesanal.

Nada es automático.

Todo es cambiante, y a la vez regular, como en un caleidoscopio.

Al final, se traduce en votos, singulares, cuantificables, acumulativos.

A veces, cambian los gobernantes.

Usualmente los ratifican.

En esta operación, el partido político tradicional desaparece.

Hay funcionarios y punteros.

Todos profesionales.

Compiten entre si, administran recursos del Estado y viven de ellos.

O esperan su turno para hacerlo.

Tampoco existe el Estado, entendido como el lugar del interés general.

Hay en cambio un gobierno, que utiliza recursos estatales para montar esta maquinaria productora de sufragios.

Hay un partido del gobierno, que se nutre del Estado para producir sufragios.

Esta es la democracia que tenemos, tan distinta de la imaginada en 1983.

Pocos ciudadanos.

Poco Estado, Mucho gobierno.

Hay opiniones negativas y positivas sobre esta realidad.

Pero es la única verdad.

La máquina de producir votos.
Luis Alberto Romero.


31 Con los incompletos datos electorales que suministra La Nación, 23-24/9/47 hemos computado 109.000 votantes.

Según el diario La Capital, de Mar del Plata (3/10/47), los mismos ascendieron a 147.000.

En ese verdadero “test”, las personas que actuaban entonces como dirigentes políticos del peronismo debieron validar -o revalidar, según el caso- su condición ante la masa afiliada.

…………

Pero una vía aproximada, para evaluar si se trató de elecciones “competitivas”, consiste en observar en cuantos distritos la presidencia del Consejo Directivo cambió de manos.

Hemos determinado la conducción emergente de 113 situaciones locales 39; en 63 de ellas la elección recayó en una persona distinta de quien la ostentaba en 1947.

Por su parte, en 50 distritos la presidencia partidaria permaneció inmodificada.

¿Indicaría este último hecho que la “democracia interna” era una mera fachada?
……….

Con todo, no parece haber sido ella la situación más común; la competencia entre dirigentes por obtener la conducción partidaria parecen revelarla, tanto los 63 Consejos locales que modificaron su presidencia, como el hecho que, de aquellos 50 que hemos visto permanecieron en las mismas manos, al menos en 12 de ellos hubo más de una lista compitiendo 41

Elites políticas en la provincia de Buenos Aires: peronistas y radicales en las elecciones de 1948
Oscar H. Aelo, Universidad Nacional de Mar del Plata
INSTITUTO NACIONAL YRIGOYENEANO



Formación y crisis de una elite dirigente en el peronismo bonaerense, 1946-1951.
Oscar H. Aelo,
Historiapolitica.com



Sobre los Orígenes del Partido Peronista. Notas Introductorias
María Moira Mackinnon.
Historiapolitica.com



Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...
Buena.
Por eso digo a su vez: o estamos ante algo "nuevo" o estamos ante "lo mismo de siempre". Las dos cosas... no.
Abrazo
1 de julio de 2013 09:48



Pero además, los intendentes más votados de la PBA, llevados por la pulsión electoralista, saben de política, saben que hay que hacer con la economía de un país; no están confinados al defensivismo perenne del alumbrado, barrido, limpieza y desactivación social.
Sucede que el equilibrio entre poder y política no les permite vociferar demasiadas sinuosidades discursivas: están demasiado comprometidos con el electorado.
Los intendentes más votados de la PBA tienen a Levitsky en la biblioteca, pero hoy leen a otros autores.


Les discours sur les mouvements sociaux sont souvent empreints d'une normativité plus ou moins implicite.

Les sciences sociales ne dérogent pas à la règle, comme le montre par exemple l'embarras des chercheurs à reconnaître le caractère politique des récentes « émeutes », ainsi que ces événements ont été étiquetés (1).

L'affaiblissement présumé de la conflictualité du travail (2) au profit des « nouveaux mouvements sociaux » aux revendications plus culturelles que matérielles (3) constitue une bonne illustration de cet ethnocentrisme politique, qui voudrait notamment que la précarisation des classes laborieuses les ait détournées de l'action revendicative.

C'est à la correction de ce biais épistémologique que Denis Merklen (4) s'attaque dans le présent ouvrage, à partir d'enquêtes minutieuses qu'il a pu mener dans des quartiers urbains pauvres en Haïti, au Sénégal, en France, et surtout en Argentine.

Ses observations le conduisent en particulier à articuler la déstabilisation en cours de la société salariale, telle qu'elle a bien été analysée par Robert Castel (5), avec l'émergence de nouvelles formes de mobilisation au sein des quartiers populaires.

Son ouvrage se situe ce faisant à la croisée de la sociologie du travail, celle des comportements politiques et de l'action publique, mais aussi de l'analyse de la stratification sociale et de la sociologie urbaine.

……………

Denis Merklen cite ainsi l'exemple d'un groupe de femmes rencontré dans le bidonville Puerta de Hierrro dans la périphérie de Buenos Aires, qui après avoir participé à un programme étatique de déléguées de pâté de maison (manzana en espagnol), se sont reconverties dans un autre ciblant les chefs de foyer sans emploi, tout cela en animant dans le même temps une coopérative revendiquant auprès de la municipalité un relogement décent, en assurant le catéchisme pour leur communauté ecclésiastique, en encadrant des cours d'alphabétisation pour une ONG à fonds européens, et en animant la permanence du parti péroniste dans le quartier.

Or c'est précisément la concurrence entre tous ces acteurs institutionnels et politiques qui accorde selon Denis Merklen une certaine marge de manœuvre aux habitants, ceux-ci ne pouvant en effet rester « captifs » d'une de ces organisations.

................


L'ouvrage de Denis Merklen porte ainsi une charge sévère contre les membres de la frange « supérieure » des « classes moyennes », auto-identifiées comme telles.

Il s'agit d'abord des « nouvelles classes moyennes », peu réactives face au mouvement de désaffiliation et de creusement des inégalités particulièrement sensible en Argentine suite aux « réformes » menées par le président Carlos Menem (15), et dont Denis Merklen livre un édifiant bilan statistique.

Sortant « gagnants » de ce mouvement de libéralisation économique, cette frange de la population formée de professions libérales, d'employés et de commerçants se sont identifiées aux nouveaux modèles de consommation désormais prônés, et soutenu ce faisant cette évolution que certains chercheurs ont qualifié de « modernisation exclusive » (16).

La communauté sociologique est également pointée du doigt pour son normativisme ethnocentrique, qui l'empêche trop souvent de repérer les formes particulières d'individuation à l'œuvre dans les quartiers pauvres (17), et plus encore celles de la participation politique qui en découle, celles-ci ne correspondant pas à l'idéal de citoyenneté que portent ces classes moyennes.

« A lire les analyses des dernières grandes élections, on a l'impression que la seule conclusion est que les classes populaires vivent dans l'erreur ou dans l'incompréhension des voies ouvertes par la modernisation » (p.254).

Inutile de rappeler les commentaires qui ont suivi un certain référendum du 29 mai 2005, sans parler des condamnations plus ou moins implicites qui suivent l'annonce des taux d'abstention.

Rappelant utilement le précepte weberien selon lequel c'est le sens visé par l'agent qui confère une dimension sociale à son action, Denis Merklen esquisse ainsi bien dans son ouvrage les traits spécifiques de la « politicité » (18) contemporaine des classes populaires.

Au-delà de l'intérêt épistémologique qui réside dans la remise en cause de certaines « fausses » oppositions trop souvent indiscutées, son propos rappelle, plus qu'il n'ouvre réellement, des perspectives fécondes dans l'analyse des mobilisations de classes populaires.

Si sont ici détaillés les mouvements argentins comme celui des asuntamientos, occupations illégales de terrains qui visent cependant la reconnaissance comme un « vrai quartier », ou les piquetes, des barrages de route, ceux-ci ne sont pas sans évoquer d'autres mobilisations de précaires qu'on peut observer en France, tels que le mouvement du Droit au logement (19) ou les grèves de la faim engagées par des travailleurs "sans papier" (20), dont les analyses ont déjà montré combien celles-ci s'inscrivaient dans une négociation avec le système politique.

On pourrait aujourd'hui évoquer les séquestrations de cadres dirigeants par les salariés brutalement licenciés.

Quoiqu'il en soit, recherche d'un intérêt matériel à court terme et lutte pour la reconnaissance d'un droit ne sont donc une fois de plus pas dissociables, « c'est la tension toujours mal définie entre ces deux logiques qui détermine les modalités de l'action collective. Il ne s'agit pas d'une chose ou d'une autre.

Comme si les classes populaires disposaient du choix entre « morale » et « intérêt » ! » (p.268).

..........

Faute notamment d'une mobilisation suffisante en sa faveur.

Et en la matière, les plus apathiques ne sont sans doute pas ceux que l'on croit.

Denis Merklen, Quartiers populaires, quartiers politiques
Igor Martinache






"Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band" sigue tocando.



It was twenty years ago today
Juancito Sosa taught the band to play
They've been going in and out of style
But they're guaranteed to raise a smile
So may I introduce to you
The act you've known for all these years
Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
We're Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
We hope you will enjoy the show
Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
Sit back and let the evening go
Juancito Sosa's lonely, Juancito Sosa's lonely
Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
It's wonderful to be here
It's certainly a thrill
You're such a lovely audience
We'd like to take you home with us
We'd love to take you home
I don't really want to stop the show
But I thought that you might like to know
That the singer's going to sing a song
And he wants you all to sing along
So let me introduce to you
The one and only General Perón
And Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band.

domingo, 30 de junio de 2013

Duncan Idaho and the Golden Path.




Rayuela nunca alcanza, y termina dependiendo de Dune.

I must not fear.
Fear is the mind-killer.
Fear is the little-death that brings total obliteration.
I will face my fear.
I will permit it to pass over me and through me.
And when it has gone past I will turn the inner eye to see its path.
Where the fear has gone there will be nothing.
Only I will remain.

sábado, 29 de junio de 2013

Panebianco para todos y todas, y Raíces…para el Escriba.




Una idea extendida, propalada en sus primeras versiones por la más cruda oposición antiperonista, afirma que las listas de candidatos a cargos electivos por el peronismo eran confeccionadas por el mismo Perón. 28

De este modo, los dirigentes peronistas no eran, en rigor, dirigentes; los cargos políticos relevantes eran premios a la obsecuencia más que logros de una actividad política continuada.

La versión quizá obtenga visos de realidad hacia el final del gobierno peronista, aunque aún carece de confirmación. 29

Pero en las elecciones de 1948, la realidad fue muy distinta.

Los electos delegados bonaerenses al Congreso Constituyente del Partido Peronista se reunieron el 18 de enero de 1948 en La Plata, con la finalidad de confeccionar las listas de candidatos partidarios para las elecciones generales.

Observemos, en primera instancia, los candidatos peronistas a la Cámara de Diputados de la Nación.

Como se ha indicado, los partidos debieron presentar listas con 16 integrantes.

Los miembros de la lista peronista, ¿eran dirigentes de esa fuerza?

¿O se trató de "acomodados", sugeridos "desde arriba"?

La primera comprobación debe señalar lo siguiente: de los 16 candidatos, 11 participaron en las previas elecciones internas del partido; de ellos, sólo uno había sido derrotado, en tanto que 7 resultaron triunfantes en la compulsa y 3 encabezaron listas únicas. 30

El cuadro siguiente lo especifica:


…………..

Nuevamente, cabe señalar que la participación en la interna partidaria aparece como la indicación o el dato relevante a tener en cuenta a la hora de confeccionar una lista de candidatos. 34

De este modo, podría decirse que la legitimación otorgada por la victoria en la elección interna predeterminaba buena parte de las chances de las personas para convertirse en candidatos a cargos electivos por el Partido Peronista; en este sentido, puede destacarse el hecho que 5 legisladores provinciales laboristas electos en 1946 fueron derrotados en la interna, y que tal situación parece haber sido anotada: ninguno logró ser candidato en las elecciones generales. 35

Es interesante advertir, además, que los dirigentes peronistas parecen haber intentado preservar ese delicado equilibrio entre los principales canales de reclutamiento de cuadros.

Así, entre aquellos 34 candidatos a legislador provincial de los cuales poseemos referencias de su actuación previa, independientemente de si actuaron en la interna partidaria o no, puede notarse la siguiente relación: 14 provenían de la Junta Renovadora, 10 del laborismo, 9 habían sido comisionados municipales, en tanto uno más había pertenecido a la Alianza Libertadora Nacionalista. 36

De acuerdo con los resultados de la elección del 14 de marzo de 1948, el peronismo consiguió 41 de las 63 bancas en disputa.

Un análisis detenido de estos legisladores electos permitirá, suponemos, apreciar la fuerte racionalidad política que presidió la articulación de los cuadros dirigentes peronistas de la provincia de Buenos Aires.

En la ocasión, resultaron electos 13 senadores y 28 diputados provinciales por ese partido.

La "ruptura" en el personal político fue una de las características que el peronismo emergente trajo consigo; tal como señalaron diversos autores, el ascenso a los principales cargos públicos de personas sin experiencia en las funciones gubernativas fue la nota predominante en 1946. 37

Por contraste, lo acontecido tras las elecciones que estamos analizando podría interpretarse como una suerte de "continuidad en la ruptura", al menos en lo que al peronismo concierne (la situación en el partido radical, como se verá, parece diferente): de los 41 legisladores electos en 1948, entonces, se aprecia que 10 de ellos acreditan experiencia en el cargo, renovando de este modo su mandato (seis provenían del laborismo y cuatro de la Junta Renovadora); 38 por su parte, 7 habían sido candidatos a la legislatura en 1946 (5 por la JR, 2 laboristas), 39 en tanto 7 registraban actuación como comisionados municipales. 40

Si a estas personas se adicionan otros 10 dirigentes que provienen directamente de la interna partidaria, 41 parece suficientemente claro que la renovación del cuerpo parlamentario provincial, en lo que al peronismo concierne, tuvo una mínima dosis de aleatoriedad.

Se trata de personas que, o bien muestran una cierta pericia en actividades gubernativas (en este caso, quienes venían actuando como legisladores o comisionados municipales), o bien exhiben una continuada actividad militante, ciertamente desde 1946 en adelante.

Pero no parecen existir pruebas que estas personas no fueran "dirigentes", sino "trepadores", "obsecuentes" u otros calificativos por el estilo; más bien, lo que esta aproximación permite afirmar es justamente lo contrario: que estos cuadros dirigentes del peronismo, verdaderas "terceras líneas" de la organización partidaria, eran sin duda personas capaces de representar en los cuerpos colegiados provinciales los intereses o ideales que el peronismo defendía.

En la misma fecha de los comicios para elegir legisladores provinciales se desarrolló la elección de intendentes municipales.

Del total de intendentes peronistas electos (100), se ha podido visualizar los antecedentes políticos de 54 (véase el Apéndice 2).

La siguiente tabla lo especifica:



En esta relación se ha considerado el antecedente más inmediato a la elección (algunos comisionados, por ejemplo, participaron en la interna, en tanto otros habían sido candidatos en 1946).

Como puede observarse, en este caso la actuación como comisionado municipal ha sido una referencia decisiva para la posterior candidatura al cargo comunal.

Por su parte, como la argumentación anterior viene resaltando, la performance en la interna partidaria fue otro elemento decisivo; en este caso, 13 habían triunfado en ese comicio, 4 encabezaron listas únicas y sólo 1 había sido derrotado. 42

Queda claro, nuevamente, que la legitimación como dirigente producida en la elección interna era otro elemento "anotado" para futuras candidaturas.

En todos los niveles de cargos fueron integrantes de las listas peronistas personas sobre las que no se cuenta con referencias sobre su trayectoria política previa.

Es difícil, ciertamente, realizar afirmaciones desprejuiciadas acerca de ellas.

En el caso del peronismo, parece que en demasiadas oportunidades se supone que si el individuo en cuestión no fue sindicalista, o si no tuvo una actuación mínimamente relevante en algún partido como el radical o el socialista, debe tratarse de "conservadores" que deciden aprovechar un espacio escasamente estructurado con la finalidad de mantener su amenazada dominación.

Sin embargo, una posibilidad menos considerada, pero probablemente más ajustada a la realidad, sería que personas sin actividad política pública - en el contexto del fraude permanente de la "década infame" - hubieran apreciado la emergencia del peronismo como el canal apropiado para volcar convicciones políticas que los partidos "tradicionales" no podían contener o representar.

Y ésta era, indudablemente, la imagen que los noveles dirigentes peronistas tenían de ellos mismos, tal como los siguientes términos de un senador provincial condensadamente expresan:

Yo he venido a este Recinto traído por el pueblo de Buenos Aires y traído por una revolución, porque tengo como una de las características sustanciales de mi corta vida política, el de sostener que yo no tengo historia política, que nací a la vida pública con la Revolución y con este movimiento que sigue a Perón. 43

………..

Ello sin embargo, no invalida la comprobación principal: no puede seguir pensándose al Partido Peronista como una maquinaria burocrática o, peor aún, como una agencia estatal, sino como una verdadera organización política autónoma con respecto al Estado.

Pero cabría preguntarse: ¿fue el “caso” bonaerense una anomalía en la estructura interna del peronismo?

¿Se trató solamente de una excepción?

En el Congreso del Partido Peronista realizado en diciembre de 1949, el sr. Garaguso, refiriéndose a las recientes elecciones internas, señaló que:

[...] este hecho es auspicioso, porque lógicamente es el paso inicial en toda la República, para que todos los distritos electorales elijan sus propias autoridades por el voto directo de sus afiliados, y así paulatinamente, esperemos los peronistas, que se irá perfeccionando la organización partidaria, se irán seleccionando a los hombres que merezcan el honor de ser dirigentes de su partido, y de poder representarlo en los cuerpos colegiados nacionales, provinciales y municipales.”58

La posibilidad que los peronistas hubieran intentado, o al menos planteado como alternativa, “perfeccionar” la organización partidaria no suele ser siquiera pensada, en tanto el preconcepto general (subyacente en diversas interpretaciones) tiende a observar la acción política del peronismo en su primera época, como una tentativa por imponer crecientemente un “plan” autoritario o totalitario previamente diseñado.

Pero si intentamos observar las acciones políticas de aquellos tiempos no como la plasmación inevitable de un modelo político existente en una mentalidad militar deseosa de regimentar a la ciudadanía, sino como un conjunto de alternativas y posibilidades que los actores -por acción u omisión- contribuyeron a perfilar, las respuestas no pueden ser categóricas.

En este sentido, la argumentación del interventor bonaerense citada previamente no parece haber sido mera retórica partidaria.

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La extracción social de los dirigentes peronistas parece confirmar, por una vía distinta, las diversas opiniones que subrayan el policlasismo de aquella fuerza política.

En realidad, no parece para nada irrazonable suponer que los individuos "ven" los problemas políticos o sociales en formas diferentes, según la plataforma en que se encuentren ubicados en la pirámide social.

Por lo tanto, sería bastante probable que aquellos dirigentes peronistas vinculados a las clases populares (no tanto por opción, según defienden los teóricos de los "intelectuales orgánicos", sino por pertenencia vital) hayan impulsado tales puntos de vista en las diversas instancias estatales en las que se encontraron insertos, quizá con mayor relevancia en los órganos legislativos.

Éste fue, en nuestra opinión, el punto clave que hizo la "diferencia específica" entre el peronismo y los otros partidos; más precisamente, entre el peronismo y aquellos otros partidos que tuvieron - o podrían tener - responsabilidades gubernativas. 55

La comparación aquí efectuada con los integrantes del Partido Radical es suficientemente explícita al respecto; cualquier contrastación con épocas previas no haría más que ahondar las distancias. 56

Consideraciones finales

Las elecciones de marzo de 1948 ofrecen una perspectiva adecuada para observar la conformación de la elites políticas en la provincia de Buenos Aires.

La dirigencia peronista parece mostrar, en un momento que ya no es el de los "orígenes", un proceso de consolidación, donde las vocaciones políticas emergidas hacia 1945/46, y posteriormente, han debido revalidarse tanto ante la afiliación partidaria como en la adquisición de experiencia gubernamental en distintos niveles.

En ambos casos, el equilibrio observado entre las personas provenientes de las fuerzas principales de la coalición peronista originaria (laborismo, junta renovadora) - aunado a ese canal siempre renovado de reclutamiento político que constituyó el cargo de comisionado municipal - destaca como una de las características principales del peronismo bonaerense.

Es probable que la integración de estos elementos en una organización unificada sufriera menores fricciones que las registradas en otras provincias en virtud de la legitimación otorgada por los impecables comicios internos.

Adicionalmente, puede destacarse que la estructura interna del Partido Peronista no parece mostrar, en su fase embrionaria, los marcados ribetes "verticalistas" que se le atribuyen: es digno de atención el hecho que los afiliados eligieran sus conducciones partidarias locales.

En relación a la Unión Cívica Radical, puede afirmarse que en el bienio 1947-1948 fue cuando su dirigencia política se vio abruptamente renovada, en virtud de la contundente victoria del movimiento de intransigencia y renovación en los comicios internos.

En particular, en aquel segmento de la dirigencia política que nos hemos concentrado en mostrar (los candidatos a cargos electivos), el radicalismo provincial no parece haber considerado un elemento de interés, al instante de conformar sus listas de candidatos, la adquisición de experiencia parlamentaria, sino que priorizó la pertenencia a la "intransigente" corriente triunfadora.

Con todo, resulta evidente que el "unionismo", aunque en declive, no era una mera cúpula de dirigentes enquistados en la conducción partidaria, 57 sino una línea con apoyo entre los afiliados del partido.

Por último, la aproximación intentada en torno a la extracción social de los dirigentes políticos de ambos partidos subraya la notoria distancia que separa a peronistas de radicales, en particular en lo concerniente a la integración de elementos provenientes de los "sectores populares" entre los cuadros de la dirección político/partidaria.

Incluso al nivel de la dirigencia política, el peronismo mostraba un evidente policlasismo, mientras el radicalismo preservó una pauta más tradicional de reclutamiento dirigencial entre individuos de las clases medias profesionales.


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En el arduo proceso de organización unificada del Partido Peronista destacan entonces, por su importancia intrínseca, las elecciones internas llevadas a cabo el 21 de setiembre de 1947, caracterizadas en el espacio bonaerense por una inmensa movilización partidaria, cuyos componentes pluralistas y participativos probablemente no tuvieran parangón con lo sucedido en el conjunto de las provincias argentinas 28

En la elección interna, los afiliados peronistas debían elegir a los delegados al Congreso Constituyente del partido (que se realizó el 1º de diciembre de 1947), cuyo número era igual al de los electores presidenciales 29; en el caso bonaerense, se trató de 88 delegados.

Pero simultáneamente, el formato organizativo de la elección en Buenos Aires presentó una radical novedad, que avanzaba hacia una estructura representativa de la conducción partidaria.

En efecto, los peronistas bonaerenses elegían también las autoridades de 120 Consejos Directivos locales, es decir que en cada uno de los municipios en que se dividía administrativamente la provincia emergería una conducción política electa por los afiliados 30

Las situaciones locales no fueron homogéneas; así, los electores debieron optar por concurrir a votar una lista única, o bien a elegir entre varios candidatos.

De todos modos, la concurrencia fue imponente: en total participaron más de cien mil personas 31.

31 Con los incompletos datos electorales que suministra La Nación, 23-24/9/47 hemos computado 109.000 votantes.

Según el diario La Capital, de Mar del Plata (3/10/47), los mismos ascendieron a 147.000.

En ese verdadero “test”, las personas que actuaban entonces como dirigentes políticos del peronismo debieron validar -o revalidar, según el caso- su condición ante la masa afiliada.

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Diversos autores han sugerido que las elecciones internas de 1947 fueron las únicas efectivizadas por el Partido Peronista 36

Sin embargo, el caso bonaerense no se ajusta a esa pauta, tal como veremos a continuación.

Hacia finales de 1949, la intervención partidaria convocó a elecciones internas en todos los distritos de la provincia, en los cuales los miembros del partido elegirían conducciones locales y delegados al Congreso Provincial.

Los comicios se realizaron el 18 de diciembre, en todos los municipios -con excepción de uno 37

Nuevamente, los peronistas tuvieron la oportunidad de optar, dependiendo de la situación local, entre votar por una lista única o elegir entre varias.

Nuevamente, también, la participación popular resultó impactante: alrededor de doscientos mil afiliados concurrieron, según estimaciones de los observadores 38

Tal como ocurriera en la primera elección interna, los peronistas renovaban 120
Consejos Directivos locales.

Las carencias en la información suministrada por la prensa de la época nos impiden afirmar con precisión en cuáles de ellos hubo listas únicas, y en cuáles no.

Pero una vía aproximada, para evaluar si se trató de elecciones “competitivas”, consiste en observar en cuantos distritos la presidencia del Consejo Directivo cambió de manos.

Hemos determinado la conducción emergente de 113 situaciones locales 39; en 63 de ellas la elección recayó en una persona distinta de quien la ostentaba en 1947.

Por su parte, en 50 distritos la presidencia partidaria permaneció inmodificada.

¿Indicaría este último hecho que la “democracia interna” era una mera fachada?

Dicho en otros términos, podría preguntarse si, para una parte más o menos variable de los dirigentes peronistas, la elección interna habríase mostrado como el escenario propicio para la retención de prácticas políticas “tradicionales”: la de los “hombres fuertes” en sus respectivos distritos, quienes, merced a los favores y pequeñas habilidades de las habitualmente denominadas relaciones clientelares, sustentan su base local de poder político, verdadera plataforma para aspiraciones superiores.

Desde luego, esta fue una posibilidad muy real, y parecen caber pocas dudas que en diversos lugares así aconteció.

En particular, algunos dirigentes peronistas parecen haber desarrollado una singular habilidad para articular listas únicas, y presidir de ese modo el Consejo local en las dos elecciones internas 40

Con todo, no parece haber sido ella la situación más común; la competencia entre dirigentes por obtener la conducción partidaria parecen revelarla, tanto los 63 Consejos locales que modificaron su presidencia, como el hecho que, de aquellos 50 que hemos visto permanecieron en las mismas manos, al menos en 12 de ellos hubo más de una lista compitiendo 41
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"La manera en que se reparten las cartas, así como los resultados de las diversas partidas que se juegan en la fase originaria de una organización y en los momentos inmediatamente posteriores", ha sostenido Panebianco, "continúan en muchísimos casos, condicionando la vida de la organización a decenios de distancia [...] los resultados de las primeras "partidas" o, dejando la metáfora, las opciones políticas cruciales puestas en práctica por los padres fundadores, las modalidades de los primeros conflictos por el control de la organización, y la manera en que éstas se consolidan, dejarán una impronta indeleble.

Pocos aspectos de la fisonomía actual así como de las tensiones que se desarrollan ante nuestros ojos en muchas organizaciones, resultarían comprensibles si no nos remontáramos a su fase de formación" 55.

Elites políticas en la provincia de Buenos Aires: peronistas y radicales en las elecciones de 1948
Oscar H. Aelo, Universidad Nacional de Mar del Plata
INSTITUTO NACIONAL YRIGOYENEANO



Formación y crisis de una elite dirigente en el peronismo bonaerense, 1946-1951.
Oscar H. Aelo,
Historiapolitica.com



Sobre los Orígenes del Partido Peronista. Notas Introductorias
María Moira Mackinnon.
Historiapolitica.com