Porque el Ejército Revolucionario del Pueblo no dejará de
combatir
Respuesta al Presidente Cámpora
Abril de 1973
El gobierno que el Dr. Cámpora
presidirá representa la voluntad popular.
Respetuosos de esa voluntad, nuestra
organización no atacará al nuevo gobierno mientras éste no ataque al pueblo ni
a la guerrilla.
Nuestra organización seguirá
combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas
contrarrevolucionarias.
Pero no dirigirá sus ataques contra
las instituciones gubernamentales ni contra ningún miembro del gobierno del
Presidente Cámpora.
En cuanto a la policía, que
supuestamente depende del Poder Ejecutivo, aunque estos últimos años ha actuado
como activo auxiliar del ejército opresor, el ERP suspenderá los ataques contra
ella a partir del 25 de mayo y no la atacará mientras ella permanezca neutral,
mientras no colabore con el ejército en la persecución de la guerrilla y en la
represión a las manifestaciones populares.
Tal es la posición de nuestra
organización, que ahora anunciamos públicamente y que difiere de las
expectativas del Presidente electo.
En efecto, el Presidente Cámpora en
recientes declaraciones a pedido a la guerrilla una tregua para "comprobar
o no si estamos en la senda de la liberación y vamos a lograr nuestros
objetivos".
Este pedido surgió como consecuencia
de varias acciones de la guerrilla, entre ellas el secuestro de Aleman y el
ajusticiamiento de Iribarren.
Se entiende entonces que el pedido
del Presidente Cámpora implica la suspensión total del accionar guerrillero,
incluidas las acciones contra el ejército y contra las grandes empresas
explotadoras.
ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Para dar nuestra respuesta a ésta declaración, para
comprender la actitud que nuestra organización ha resuelto adoptar a partir del
25 de mayo, necesitamos recordar al Presidente Cámpora algunos antecedentes de la
política nacional.
En setiembre de 1955 la dirección del movimiento político
que el Presidente Cámpora representa aconsejó al pueblo "no derramar
sangre", "evitar la guerra civil", "esperar".
Los militares aprovecharon la desorganización y
desorientación de la clase obrera y el pueblo para golpear duro, avasallar las
organizaciones populares.
La única sangre que no se derramó fue la de los oligarcas y
capitalistas.
El pueblo, en cambio, vio morir masacrados y fusilados a
decenas y decenas de sus mejores hijos.
En 1958 la dirección de la organización política que el
Presidente Cámpora representa aconsejó al pueblo votar a la fórmula radical de
Frondizi y dar un crédito a este gobernante y su equipo para cumplir con su
programa de "liberación nacional".
El pueblo siguió este consejo y el resultado es por todos
conocido.
Frondizi prometió terminar con la dependencia y en realidad
favoreció descaradamente la penetración imperialista.
Frondizi prometió libertades democráticas y en realidad dio
vía libre al ejército para con el plan CONINTES aplastar la heroica resistencia
peronista.
Frondizi prometió entregar democráticamente las
organizaciones obreras intervenidas a sus verdaderos dirigentes y en realidad
las entregó a la burocracia traidora y lanzó una bárbara represión contra el
activismo clasista y antipatronal en fábrica, barriendo a gran parte de los
dirigentes combativos, en gran medida con la ayuda de la "camiseta
peronista" agitada por Vandor como ahora lo hace Rucci, para engañar a las
masas y desplazar a los dirigentes y activistas leales a su clase.
En 1966, poco después del 28 de junio la dirección del
movimiento político que el Presidente Cámpora representa pidió al pueblo
"desensillar hasta que aclare", dejar accionar al nuevo gobierno
militar de Onganía para ver si cumplía con la "Revolución Nacional"
anunciada.
Los Rucci de aquella época, Vandor, Alonso, Tacone y Cía.,
no vacilaron en apoyar abiertamente a la Dictadura Militar ,
acompañaron a Onganía en su viaje a Tucumán, el 9 de julio de 1966, despertando
y alentando esperanzas en amplios sectores de las masas. Onganía, el Ejército y
las patronales aprovecharon esta tregua para lanzarse bárbaramente a reprimir
al pueblo, a descabezarlo, a liquidar la nueva dirección revolucionaria que
comenzaba a surgir.
Hoy, de la misma manera, Ud., Presidente Cámpora, pide a la
guerrilla una tregua.
La experiencia nos indica que no puede haber tregua con los
enemigos de la Patria ,
con los explotadores, con el ejército opresor y las empresas capitalistas
expoliadoras.
Que detener o disminuir la lucha es permitirles
reorganizarse y pasar a la ofensiva.
Hoy, ya no estamos dispuestos a ser engañados una vez más,
ni estamos dispuestos a contribuir con el engaño que se prepara contra nuestro
pueblo.
Ud., Presidente Cámpora, habla en su discurso de] 8 del
corriente de "unidad nacional".
Entre otros conceptos habla de constituir entre "pueblo
y FF.AA.
Una unidad indestructible ante cualquier asechanza".
Hablar de unidad nacional entre el ejército opresor y los
oprimidos, entre los empresarios explotadores y los obreros y empleados
explotados, entre los oligarcas dueños de campos y hacienda y los peones
desposeídos, es como encerrar en una misma pieza al lobo y las ovejas
recomendándoles a ambos mantener buena conducta.
Si Ud. Presidente Cámpora quiere verdaderamente la
liberación debería sumarse valientemente a la lucha popular: en el terreno
militar armar el brazo del pueblo, favorecer el desarrollo del ejército popular
revolucionario que está naciendo a partir de la guerrilla y alejarse de los
López Aufran, los Carcagno y Cía., que lo están rodeando para utilizarlo contra
el pueblo; en el terreno sindical debe enfrentar a los burócratas traidores que
tiene a su lado y favorecer decididamente el desarrollo de la nueva dirección
sindical clasista y combativo que surgió en estos años de heroica lucha
antipatronal y antidictatorial, enfrentada a la burocracia cegetista; en el
terreno económico realizar la reforma agraria, expropiar a la oligarquía
terrateniente y poner las estancias en manos del Estado y de los trabajadores
agrarios; expropiar para el Estado toda gran industria, tanto la de capital
norteamericano como europeo y también el gran capital argentino, colocando las
empresas bajo administración obrero-estatal, estatizar todos los bancos de
capital privado, tanto los de capital imperialista como de la gran burguesía
argentina.
Pero este programa está muy lejos de las intenciones y
posibilidades de vuestro gobierno.
Tanto por quienes lo integran, como por el programa y los métodos,
vuestro gobierno no podrá dar ningún paso efectivo hacia la liberación nacional
y social de nuestra Patria y de nuestro Pueblo.
Eso lo sabe Ud. tan bien como nosotros.
Ud. sabe que no entra en los propósitos del nuevo gobierno
parlamentario ni desarmar al ejército opresor, ni terminar con la oligarquía
terrateniente ni con el gran capital explotador tanto imperialista como
nacional.
Al contrario.
En este último aspecto, por ejemplo, se habla de grandes
radicaciones de capitales europeos.
Nadie que quiera verdaderamente la liberación de nuestra
Patria puede pensar en seguir hipotecándola y entregándola a la voracidad del
capital imperialista.
Frondizi, sin ir más lejos, anunció también que grandes
"radicaciones" de capital serían beneficiosas para la economía
nacional, y ya conocemos los resultados.
¿O acaso el Presidente Cámpora ignora lo que los obreros de
Fíat han señalado reiteradamente, que el capital imperialista italiano es tanto
o más explotador que el yanqui?
¿Acaso el Presidente Cámpora ignora que debido al alto grado
de entrelazamiento del capitalismo mundial, las palancas de las grandes
empresas europeas se mueven en general desde Norteamérica?
En estas circunstancias, llamar a la tregua a las fuerzas
revolucionarias es, por lo menos, un gran error.
Por el contrario, los verdaderos intereses de la clase
obrera y el pueblo exigen redoblar la lucha en todos los terrenos, intensificar
la movilización de las masas, intensificar las operaciones guerrilleras,
incorporar a la lucha a sectores cada vez más amplios de las masas.
Dar tregua en estos momentos al enemigo es darle tiempo para
preparar una contraofensiva que, entre otras cosas, en cuanto deje de
convenirle, barrerá sin contemplaciones el nuevo gobierno parlamentario.
Es necesario, más necesario que nunca, continuar hostigando
al gran capital expoliador y al ejército opresor, sostén del injusto régimen
capitalista, desarrollando al máximo todo el inmenso potencial combativo de
nuestro pueblo.
La batalla por la liberación ha comenzado; está muy lejos de
terminar.
Sólo hemos dado los primeros pasos y así lo entiende nuestro
pueblo.
Los elementos antipopulares con López Aufranc y Lanusse a la
cabeza, incluidos dirigentes peronistas burgueses, pretenden confundir dando a
la elección del 11 de marzo un carácter de culminación de un proceso y
sostienen la mentira de que el pueblo votó por la pacificación.
Todos sabemos que eso es falso, que el pueblo votó por la
liberación de los combatientes, contra la Dictadura Militar
opresora,
NO DAR TREGUA AL ENEMIGO
Por lo ante dicho, el ERP hace
un llamado al Presidente Cámpora, a los miembros del nuevo gobierno y a la
clase obrera y el pueblo en general a no dar tregua al enemigo.
Todo aquel que manifestándose parte
del campo popular intente detener o desviar la lucha obrera y popular en sus
distintas manifestaciones armadas y no armadas con el pretexto de la tregua y
otras argumentaciones, debe ser considerado un agente del enemigo, traidor a la
lucha popular, negociador de la sangre derramada.
¡Ninguna tregua al ejército opresor!
¡Ninguna tregua a las empresas
explotadoras!
¡Libertad inmediata a los
combatientes de la Libertad !
¡Fuera la legislación represiva y
total libertad a la expresión y organización del pueblo!
¡Por la unidad de las organizaciones
armadas!
¡A vencer o morir por la Argentina !
EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO
Comité Militar Nacional
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