sábado, 24 de marzo de 2007

RECORDANDO A LOS OLVIDADOS

24 de Marzo, que más se puede decir que no se haya dicho en discursos oficiales y editoriales periodísticos.

Después de leerlos, me entro un desasosiego que no podía evitar,

Sentía que faltaba algo que era importante.

No podía explicármelo, pero esta omisión dejaba sin sentido al golpe.

Es como si una mañana, las FFAA decidieran, “porque se me canta” voltearla a Isabelita.

Todos los calificativos sobre su gobierno, podrán ser ciertos, pero faltaban meses para elegir nuevas autoridades.

La guerrilla estaba desarticulada, las conducciones se habían exiliado.

El peronismo, como fuerza política, estaba dividido y desprestigiado en los sectores medios.

Era muy probable que perdiera las elecciones.

Entonces ¿Por qué el golpe?

El “arzobispo” Hard me dio una punta, esto sumado a lo dicho por Artemio a La Nación, me hizo un clic.

“1-Memoria y organización social y particularmente gremial disponible.Capital simbólico alto.”

Decía en su post “Chávez versus Pierre o Kofi Annan vuelve”, del 21 de Febrero.

Para compartir lo olvidado, pego parte del artículo Movimiento obrero argentino de Wikipedia.



1973-1976 (Peronismo)

El 25 de mayo de 1973 el peronismo vuelve al poder después de 18 años de proscripciones, al ganar las elecciones por amplio margen.

Poco después el presidente Cámpora renuncia para desencadenar una nueva elección en la que Perón triunfa por el margen más amplio de la historia electoral argentina.

En este período se sancionó una avanzada Ley de Contrato de Trabajo (Ley 20.744) y una nueva Ley de Asociaciones Profesionales, fuertemente protectora del sindicato único y que permitía expresamente su actuación política.

Se reconoce también la participación de la CGT en la dirección de diversos organismos estatales, como la Dirección Nacional de Servicio de Empleo, el Instituto Nacional de Remuneraciones, la Comisión Nacional de Trabajo Rural, la Comisión Nacional de Precios y Salarios, la Comisión de Cooperación Económica, la Comisión Económica Consultiva, la Comisión de Emergencia Sanitaria, etc.

Al mismo período corresponde la experiencia de autogestión de la empresa estatal de electricidad SEGBA.

Pero el período de 1973-76 se caracterizó por sobre todas las cosas por un nivel de división, enfrentamiento y violencia entre los distintos sectores de la sociedad argentina, que hizo fracasar cada uno de los proyectos intentados, sobre todo a partir de la muerte de Perón.

Luego de la muerte de Perón en 1974 los dirigentes sindicales peronistas incrementaron su poder político, lo que llevó a destacar el rol de las 62 Organizaciones.

Pero, inversamente, relegó el papel de las estructuras sindicales y en particular de la CGT, debilitada a partir del asesinato de José Ignacio Rucci en 1973.

Al mismo tiempo, se abandona la línea estratégica impulsada por Perón, fundada, socialmente en el Pacto Social entre empresarios (CGE) y trabajadores (CGT), y políticamente en el acuerdo PJ-UCR para impulsar un sólido sistema bipartidista.

En julio de 1975 el gobierno peronista toma la decisión de anular los nuevos convenios colectivos debido a que incluían importantes aumentos salariales establecidos para intentar compensar la cada vez más alta inflación desatada a partir de la muerte de Perón.

La CGT respondió con un paro general de 48 horas y una gigantesca movilización a Plaza de Mayo que obligo al gobierno a homologar los convenios colectivos anulados, y produjo la renuncia del ministro de Economía, Celestino Rodrigo y de López Rega, quien conducía clandestinamente el grupo parapolicial llamado la Triple A.

Este episodio conocido como "el rodrigazo", selló la suerte del gobierno peronista.

El golpe de estado ya se había puesto en marcha.

El grupo de dirigentes sindicales de las 62 Organizaciones y peronistas moderados que se hicieron cargo del gobierno no tenía proyecto alguno.

Los sindicatos se limitaron a tratar cada uno por su cuenta de lograr mejoras salariales para compensar la inflación incesante.

En noviembre de 1975 los grandes grupos empresariales constituyeron la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales (APEGE) que impulso una "huelga patronal rural" (lock out) que paralizó las actividades rurales.

Los más importantes grupos empresariales fueron criticados por promover el desabastecimiento, el mercado negro, el acaparamiento, y demás formas de lo que se denominó entonces "subversión económica".

Se planteó entonces la posibilidad de establecer sistemas de control de la producción y la distribución por parte de los trabajadores.

En ese sentido, al momento del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, un proyecto del senador Pennisi, disponía el control de las 500 empresas líderes por parte de los sindicatos y ya había obtenido media sanción en la Cámara de Senadores, en tanto que el Ministerio de Economía había dictado las resoluciones 8011/75 y 8012/75 disponiendo la constitución de comités sectoriales que tendrían a su cargo la fiscalización de las empresas, pero que no llegaron a ser instrumentados.

También se había presentado un proyecto del ministro de economía de crear un Instituto Nacional de Remuneraciones, Productividad y Participación, que contemplaba la participación de los trabajadores en la gestión de la empresa orientada a vincular productividad y salarios.

Los grupos empresariales rechazaron de plano el proyecto sosteniendo que era "sovietizante".

A principios de marzo de 1976 los grandes grupos económicos declaran un paro general de actividades (lock out), en un contexto de "disolución del Estado" y poco días después se produce el golpe militar.

1976-1983 (Proceso de Reorganización Nacional)

El 24 de marzo de 1976 se produce el golpe de estado que derroca a la presidenta María Estela Martínez de Perón y da origen al “proceso” más oscuro de la historia argentina.

Una nueva categoría represiva, el “desaparecido”, entró de lleno a la historia mundial.

Se estima que entre 15.000 y 30.000 personas “desaparecieron” entre 1976 y 1983, la gran mayoría trabajadores, dirigentes y activistas sindicales.

El plan represivo estaba íntimamente ligado a un plan de reorganización económico-social dirigido por el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, al que siguieron Alemann, Dagnino Pastore, Whebe y Sigaut.

El objetivo central del plan fue desmontar el Estado de Bienestar.

Se instaló un sistema económico organizado alrededor de un sistema financiero de tipo especulativo.

La deuda externa pasó de 7.000 millones de dólares en 1976 a 66.0000 millones de dólares en 1983.

Los salarios pasaron de representar el 42% del PBI en 1974 al 25% en 1976 y al 19% en 1981.

Apareció la desocupación, que llegó hasta un 9%, como fenómeno social, aunque aún no masivo, como será a partir de la década del 90.

Uno de los objetivos declarados del régimen militar fue destruir el que se denominaba “poder sindical” y restablecer la "disciplina laboral".

Así lo precisó con claridad el Ministro del Interior, General Harguindeguy:

"La unidad sindical atenta contra los principios liminares del Proceso."

En el mismo sentido, uno de los secretarios económicos, Juan Alemann, señalaba en 1983, que uno de los principales logros del gobierno militar había sido multiplicar la cantidad de sindicatos, llevándolos "de algo más de 500 en 1976 a más de 1500 en la actualidad"

Casi todos los sindicatos fueron intervenidos.

Se disolvió la CGT.

Se obligó a los sindicatos a separarse de sus obras sociales.

Se anuló la representación sindical en los organismos previsionales, bancarios y de seguridad social.

La huelga fue penada criminalmente con 6 años de prisión para los trabajadores que simplemente participaran en una huelga y 10 años para los dirigentes sindicales que la organizaran.

Se llegó hasta fusilar sumarísimamente a trabajadores en huelga:

"El Comando de la Zona I informa a la población que el 2 de noviembre, en horas de la noche, en las proximidades de Plaza Constitución, una patrulla de las fuerzas leales sorprendió a un activista que incitaba al cese de actividades y trataba de impedir la concurrencia al trabajo de algunos operarios, siendo abatido por el fuego. Se procura su identificación. Las fuerzas legales cumplieron con su misión impuesta tendiente a asegurar la libertad de trabajo". (Abós,36)

Se anularon decenas de conquistas establecidas en la Ley de Contrato de Trabajo.

Se dejaron sin efecto por ley decenas de convenios colectivos de trabajo.

Se aplicó una ley de prescindibilidad por “razones subversivas” a millares de empleados públicos.

Se congelaron los salarios con récords mundiales de inflación.

Se indexaron los alquileres y los créditos hipotecarios.

Se sancionó una nueva Ley de Asociaciones Profesionales que prohibía las centrales y las confederaciones, la actividad política de los sindicatos, y fomentaba los sindicatos por empresa.

El proceso de desindustrialización comenzó a producir la caída de los sectores de obreros industriales y el aumento de los trabajadores de servicios.

El movimiento obrero argentino opuso una considerable resistencia a la dictadura militar.

Ya desde el primer mes se registran importantes huelgas sectoriales (como la de la electricidad que causó la desaparición de Oscar Smith, mecánicos, portuarios, ferroviarios en la que fueron fusilados varios dirigentes sindicales) y en 1979 la primera huelga general, decretada por la Comisión de los 25.

Para tener una idea comparativa de lo que ello implicaba en el gran campo de concentración en el que se habían convertido los países del Cono Sur, vale la pena tener en cuenta que en Uruguay, la primera huelga sectorial (colectivos y taxis) se produce en 1981, 9 años después del golpe y la primera huelga general en 1984, 11 años después del golpe.

En tanto que en Chile la primera huelga sectorial y la primera huelga general se producen casi 10 años después del golpe militar de Pinochet.

Luego del golpe militar, con la CGT intervenida y luego disuelta, el movimiento obrero argentino se organiza en varios grupos, como la Comisión de los 25, la Comisión de Gestión y Trabajo, la Comisión de los 20 y otros.

La Comisión de los 25 era reconocida por la CIOSL con representante del movimiento obrero argentino, provisoriamente.

Por esos años el movimiento obrero argentino empieza a aceptar la importancia de vincularse a los demás movimientos obreros del mundo.

En 1975 la CGT se había afiliado a la CIOSL (Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres) de orientación socialdemócratas.

El sindicalismo peronista siempre había sido muy reacio a impulsar las relaciones internacionales (con excepción de un fallido intento en la década de 1950, llamado ATLAS).

Durante el régimen militar tanto la CIOSL, y las Federaciones Sindicales Internacionales (FSI) vinculadas a ella, como la CMT (Confederación Mundial del Trabajo) de orientación socialcristiana, desarrollaron una fuerte acción de solidaridad con el sindicalismo argentino, que se convirtió en un serio problema para la Junta Militar.

Solo la FSM (Federación Sindical Mundial) que agrupaba a los sindicatos comunistas, se negó a criticar a la dictadura argentina, en línea con la posición de la Unión Soviética, de entonces, que vetaba sistemáticamente las condenas por violación de los derechos humanos en nuestro país.

En 1979 la Comisión de los 25 llama a la primera huelga general a la que se opone la CNT.

En septiembre de 1979 se concreta una central única llamada CUTA (Central Única de los Trabajadores Argentinos), pero que duró menos de un año.

En 1981 la Comisión de los 25 crea la CGT, y llama a un nuevo paro general.

En septiembre de 1981 una importante manifestación sindical de la CGT Brasil a la iglesia de San Cayetano se constituye en el primer reclamo masivo para terminar con la dictadura militar.

El 30 de marzo de 1982 la CGT Brasil convoca a una movilización a Plaza de Mayo que fue masiva y terminó con miles de detenidos.

La Comisión de los 20 y la CNT forman la Intersectorial.

Acorralada por la protesta social, la dictadura militar se embarca en la aventura y desastre de la Guerra de Malvinas, que arrastrará a las Fuerzas Armadas a un colapso institucional que se volverá estructural luego de que se hiciera público la violación masiva de derechos humanos durante "el Proceso" militar.

Luego de la Guerra de Malvinas, y con el régimen en retroceso las huelgas y las protestas se multiplicaron.

Los grupos sindicales se dividen en dos: la CGT Brasil (Ubaldini) y la CGT Azopardo (Triacca).

El 22 de septiembre de 1982 la CGT Brasil convoca a una huelga general con movilización a plaza de Mayo bajo el lema “Paz, Pan, Trabajo”, con alto acatamiento.

El 6 de diciembre de 1982 la CGT Azopardo realiza una huelga general que resultó en un paro total, y que se repitió el 28 de marzo de 1983.

El 16 de Octubre de 1983, dos meses antes de que se establezca un régimen democrático estable en Argentina, se concreta la unidad de las centrales obreras, con la denominación de CGT, con una representación de casi 4 millones de trabajadores sindicalizados, el 56% de los asalariados argentinos.

El 10 de diciembre de 1983, el presidente Alfonsín de la UCR, asume como presidente democrático, para convertirse en el primer presidente democrático en iniciar un proceso no interrumpido por un golpe militar de la historia argentina.

Bibliografía

  • Abós, Alvaro (1984), Las organizaciones sindicales y el poder militar (1976-1983), Buenos Aires: CEAL. ISBN 950-25-0059-8.
  • Alemann, Juan: "Declaraciones", en Primera Plana.- 30(21): 1983.-
  • Harguindeguy, Albano: "Crónica periodística", en Clarín.- 20 de abril de 1979(-): .-