sábado, 2 de junio de 2018

Broda, la bancarrota ideológica; Rajoy, la revancha de los insepultos





Aquí el transporte, la luz, el gas y el agua, forman parte de las conquistas sociales.

De los “principios sociales” que nuestra cultura “ha establecido”.

En la sociedad dispersa y fragmentada, sin represión no se va a ajustar ninguna tuerca.
Y “estos muchachos” no están preparados para reprimir.

Al contrario, los ajustados tienen una gran experiencia en ajustes. 

Juegan y también se organizan.

Otra conquista social, la máxima, consiste en mantener la hegemonía de la calle.

Los ajustadores teóricos pretenden que los ajustados se resignen y acepten el ajuste con mansa racionalidad.

¿Que se conformen con cantar canciones de León Giecco? 

Que “sólo le pidan a Dios”. 

Que para colmo tiene -Dios- a sus representantes en la tierra junto a los ajustados.

Lo sugiere la sabiduría popular.

“Basta de realidades/ queremos promesas”.

Carece entonces de sentido incendiarse institucionalmente para “reducir el gasto en personal”. 

Rajar empleados públicos para ahorrar monedas.

“Estos muchachos” no están espiritualmente preparados para bancar el menor corte de los empleados.

Cuando se avanza con tijeras sobre el bolsillo, el exponente blanco de la capa media se radicaliza más que el pobre, al que tratan de conformar con el placebo de los planes.

Tampoco tiene sentido la inhumanidad de recortarles unos pocos mangos a los jubilados. 

Los que representan, por descarte, la mayor parte del gasto. 

Consta que matarlos es, en cierto modo, una desprolijidad.







El insepulto Pedro Sánchez, en base a las tesis del insepulto Iñigo Errejon, ¿no es cierto Pablenin?

No solo se “cargaron” a Rajoy, sino también el “sorpaso” de Ciudadanos de Rivera al PP de Aznar y Rajoy.

Porque traer a cuento el Aznarato, el mayor éxito del liberalismo latino, por la corrupción institucional que implico sus propio éxito.