Quería hacer un comentario ingenioso a los post del Sr. U sobre los chismes y rumores.
Especialmente sobre similitud de los filtros en el entorno del Cornudo y el Príncipe.
El temor de agobiar con malas noticias, o el interés de mantener ciertas políticas; generan ese ruido blanco que amortigua la realidad en las alturas.
En “Las sandalias del Pescador” vemos al Papa escapándose de noche para tener contacto con el popolo minuto, y comprender las pequeñas angustias de estos.
Es una vieja tradición relatada en todas las culturas del mundo.
En las rebeliones comunales o populares, se salía al grito de:”Viva el Rey y muera el mal gobierno”.
La sospecha sobre los cortesanos infieles que, a pesar de la buena voluntad del Príncipe, evitaban corregir las injusticias, es la otra cara de esta leyenda.
Este material ha sido la base para cumbres de la cultura, como Fuenteovejuna.
Según Lope de Vega, el Comendador les escribía el Diario a los Reyes Católicos.
Permitiendo así que se consumara la injusticia contra los buenos vasallos.
Inclusive da una nota crítica, por no hacer como los grandes monarcas de la antigüedad, que hacían giras sorpresivas para deschavar las maldades.
En la Barbarie, me encuentro con un link de la Tapera donde reproducen un texto de Duhalde.
“Yo le aconsejaría al Presidente una cosa que yo hacía y de corazón se lo ofrecería: en mi momento más difícil, llamo a la gente del helicóptero y les digo que agarren para el Norte.
El helicóptero presidencial es enorme, es un plato volador.
Le pido al piloto que dé vueltas por un barrio, cinco minutos dando vueltas, todo el mundo sale a ver qué pasa.
Bajamos en un descampado y vienen todos a curiosear.
Ahí te encontrás con la gente.
Yo no lo podía anunciar porque se hubieran movilizado los que estaban enojados.
A los 20 minutos, uno está sentado en un lugar donde puede estar más cómodo, generalmente sin micrófonos pero rodeado de 300.
Entonces la pregunta es: quiero que me diga la verdad, ¿qué está pasando?
El problema del tipo que gobierna es que el que está al lado ve que uno no duerme, que tiene ojeras, que está estresado, y nunca le quiere llevar malas noticias”
Como Harum al Rashid en Bagdad, recorría de noche los barrios alejados para tener idea de lo que sucedía.
O como Henry V de Shakespeare, que el día de San Crispín enfrenta el desastre y recorre las fogatas de la tropa común, vestido de soldado para saber si sus hombres huirán.
Tachuela, después de sobrevivir a nuestro Agincourt, bien te mereces repetir las palabras del Bardo; recordando a quienes te acompañaron y aquellos que no.
Saint Crispin’s Day Speech from Henry V by William Shakespeare
This day is called the feast of Crispian:
He that outlives this day, and comes safe home,
Will stand a tip-toe when the day is named,
And rouse him at the name of Crispian.
He that shall live this day, and see old age,
Will yearly on the vigil feast his neighbours,
And say ‘To-morrow is Saint Crispian:’
Then will he strip his sleeve and show his scars.
And say ‘These wounds I had on Crispin’s day.’
Old men forget: yet all shall be forgot,
But he’ll remember with advantages
What feats he did that day: then shall our names.
Familiar in his mouth as household words
Harry the king, Bedford and Exeter,
Warwick and Talbot, Salisbury and Gloucester,
Be in their flowing cups freshly remember’d.
This story shall the good man teach his son;
And Crispin Crispian shall ne’er go by,
From this day to the ending of the world,
But we in it shall be remember’d;
We few, we happy few, we band of brothers;
For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother; be he ne’er so vile,
This day shall gentle his condition:
And gentlemen in England now a-bed
Shall think themselves accursed they were not here,
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fought with us upon Saint Crispin’s day.
Esto se lo robe a Alec Oxenford.