domingo, 1 de abril de 2007

CAÑAS Y EL HIMNO A LA ARROGANCIA ARGENTINA

El exitismo como el chocolate es una adicción con funestas consecuencias.

Aun conociendo los riesgos, ¿quien se resiste a probarlo?

El bombardeo de endorfinas, nos lleva al éxtasis, y sigue siendo el mejor remedio contra la depresión y el suicidio.

Por lo tanto voy a caer en la tentación, tratando de explicarme porque este matancero nos lleno de endorfinas.

Los tres últimos años de Willy, se parecen asombrosamente a la trayectoria de la Argentina de los últimos cincuenta años.

Cuantas veces pareció que nos destruíamos o implosionabamos como sociedad.

Las amenazas de quedarnos fuera del mundo, o ser parias fueron respondidas con mayor o menor éxito.

Una y otra vez con “Obsesión casi asnal”, nos enfrentamos a desafíos desmesurados para nuestro tamaño.

La llamada arrogancia argentina se caracteriza por enfrentar a lo mejor de lo mejor y tratar de derrotarlo, aunque no nos de la talla.

No se trata solo de enfrentar a la OTAN, o proclamar la Tercera Posición.

También en lo social queremos ser como los países centrales, a pesar de ser periféricos y semi coloniales.

Hasta en lo deportivo la comparación es con la elite.

¿Quién no disfruto la humillación reiterada de los Monstruos de la NBA por nuestros muchachos?

¿O el robo a la hija de Bush, no provoco una media sonrisa, hasta en el más recto y legalista de nosotros?

¿Donde nace esta arrogancia?

-Quizás en las primeras invasiones inglesas.

Donde una ciudad de contrabandistas venció a la pérfida Albión.

Se resistió una fuerza armada de veteranos, que equivalía al 20 % de su población total.

-La declaración de la Independencia en 1816, cuando era la única plaza rebelde, que se negaba a negociar la rendición, en el más absoluto aislamiento internacional.

Donde ingleses, portugueses y yanquis, solo aportaban ayuda a cambio de metálico.

-O los bloqueos contra Rosas, que tuvo éxito donde fracaso la mayor economía de la época, China.

Quizás por eso Nicholas J. Spykman, “padrino de la contención”, en su obra de 1942, “Estados unidos frente al mundo”, dijo:

“No importa que en la superficie, las relaciones entre Argentina y América sean optimas, tarde o temprano se agriaran,…….es porque los argentinos no se sienten inferiores a los americanos”

Arrogancia, de creer en poder enfrentar al n° 1 y vencerlo, una y dos veces.

Sabiendo que no somos mejores y aun así intentarlo.

Arrogancia, después de la caída y la humillación, salir al toro, a todo o nada y negarse a rendirse y aceptar la derrota.

Arrogancia, de saber que vas al muere e igual queres llevarte con vos cuantos puedas.

Willy no importa, si hoy ganas o perdes, la bronca de los que quisieron dejarte afuera, amortizo el esfuerzo.

Como dijo tú paisano, el matancero Almafuerte, en su Himno a la Arrogancia Argentina:

¡Avanti!

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!

¡Piu Avanti!

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!

¡Molto piu Avanti!

Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;
Los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del Odio siempre activos
los ojos del juez siempre despiertos!
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!

¡Molto piu Avanti ancora!

El mundo miserable es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser, tras el tocado:
No digas tu verdad ni al mas amado,
no demuestres temor ni al mas temido,
no creas que jamas te hayan querido
por mas besos de amor que te hayan dado.
Mira como la nieve se deslíe
sin que apostrofe al sol su labio yerto,
cómo ansia las nubes el desierto
sin que a ninguno su ansiedad confíe...
¡Trema como el infierno, pero rie!
¡Vive la vida plena, pero muerto!

¡Moltíssimo piu Avanti ancora!

Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en esa frágil cárcel de las fieras,
No habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones
lo mismo que dos plácidos horteras;
Cual Napoleones pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
buscando las rendijas, no las llaves...
¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!