viernes, 25 de octubre de 2013

Borges y el Domingo de elecciones.






































Malamud Andrés y el misterio de la Hegemonía “muda” peronista; la “Gobernanza” inimaginable en Davos.




Eppur si mueve
Galileo

“La provincia de Buenos Aires es un gigante descerebrado.
Algunos intendentes pretenden estructurar a esa mole blanda, pero la Constitución y la economía no los favorecen.
La Constitución Nacional establece sólo dos niveles de gobierno: el federal y el provincial.
La autonomía municipal es reglamentada por las provincias, que fijan “su alcance y contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero”.
En otras palabras, salvo que la deleguen motu proprio, la caja la manejan las capitales provinciales y no las cabeceras municipales.

En Brasil, en cambio, la Constitución establece tres niveles de organización federal: el nacional, el estadual (o provincial) y el municipal.
Los intendentes controlan el 20% de los recursos fiscales del país independientemente de su relación política con el gobernador o la presidenta.
La segunda maldición para los intendentes argentinos es más coyuntural: durante turbulencias económicas, la buena gestión no garantiza buenos resultados.
A diferencia de sus colegas brasileños, están condenados a sufrir la mala administración ajena, sea provincial o nacional, porque cuando falta plata arriba se cierra la canilla abajo.
En síntesis, las condiciones legales y económicas no favorecen a una liga de intendentes que quiera reemplazar a la tradicional liga de gobernadores”.
Pronósticos mancados; El Estadista.


Si estuviese verdaderamente demostrado que el sol está en el centro del mundo, y la tierra en el tercer cielo; que el sol no gira alrededor de la tierra, sino que es la tierra la que gira alrededor del sol, habría que poner mucho miramiento con los pasajes de la Sagrada Escritura que parecen contrarios, y decir que no los comprendemos, en lugar de declarar falso lo que se nos demuestre. . .

Pero, para creer en tal demostración, yo espero que se me la presente...
Cardenal Belarmino, Inquisidor jesuita, sede cardenalicia de Jorge Mario Bergoglio.


Las dos irrupciones de movimientos sociales en la historia argentina tuvieron su canalización política a través de la Unión Cívica Radical con Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen, y el justicialismo como doctrina con Juan domingo Perón.
Mientras el primero focalizaba en la institucionalización, y el reconocimiento y ejercicio de derechos civiles, y la contención al poder terrateniente y al capital agroexportador; el segundo fue una filosofía y praxis de la reivindicación, la inclusión social y la legitimación de la visibilidad del “subsuelo de la Patria”.
La conceptualización ligera, de las diferencias de entender la realidad de estos dos procesos sociales, esta en la relación entre pasividad y acción.
Mientras que para los radicales, la idea de la inclusión debía ser producto del reconocimiento de ciudadanía portadora de derechos; por lo tanto es una característica intrínseca al sujeto de derecho, pasiva, ajena a la voluntad de las personas.
Para el peronismo; la apropiación de las leyes sociales, y la reivindicaron política, era la conclusión del hecho de ser trabajadores.
Por lo tanto, el basamento del reconocimiento social parte de la acción de trabajar, de dominar la naturaleza y convertirla en riqueza a ser distribuida con justicia.
He aquí, en esta situación, uno de los marcos conceptuales que diferencian a peronistas de radicales.
Si la reivindicación surge de la incorporación de derechos en el marco de la Republica, el método es el estudio, la comparación, el debate legislativo, la redacción de instrumentos; y básicamente, es una tarea de abogados, técnicos, y especialistas.
En tanto que, si la justicia surge de la apropiación de la parte de la riqueza que les corresponde a los que trabajan; el método es la acción directa, la lucha física, la búsqueda del Poder, y su ejercicio.
Una aproximación a “nuestros” marcos, paginas 163-164.
Capitulo V, Los Temas, los Mensajes y los Marcos Conceptuales.
La campaña emocional.
Guillermo Bertoldi.



Olvidan que los verdaderos militantes políticos no tienen dónde volver, porque pertenecen, en cuerpo y alma, a la lucha política.
Porque no podrían hacer otra cosa, porque nacieron para eso, porque quemaron las naves.
Un gerente es demasiado cerebral y tiene demasiado “sentido común” para quemarlas.
Un militante se mide no por cómo reacciona ante una victoria, sino por cómo se recupera de las derrotas.
¿Se recuperarán estos muchachos o tomarán la valija y volverán, sanos y salvos, a casita?
Necesitan un examen profundo para entender lo que les ocurre.
Son amateurs jugando a ser profesionales.
No dominan del todo la materia y, en el fondo, la desprecian un poco.
Toda la nueva oposición (¿oficialismo?) está llena de estos personajes tiernitos y bienintencionados: aves de paso queriendo comerse crudas a las fieras.
Jueves 27 de diciembre de 2007
La hora de los no políticos
Por Jorge Fernández Díaz


Un Enemigo, Ender Wiggins.
Soy tu Enemigo, el primero que has tenido que a sido mas listo que tú.
No hay más Maestros que el Enemigo, Ender Wiggins.
Nadie, salvo el Enemigo, te dirá lo que hará el Enemigo.
Nadie, salvo el Enemigo, te enseñara a destruir y conquistar.
Soy tu Enemigo a partir de ahora.
A partir de ahora soy tu Maestro.
El juego de Ender.
Orson Scott Card.