jueves, 12 de abril de 2007

Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto filósofo imaginario, o no

Jota Jota Sebreli, se pregunta “¿Es posible una coalición democrática?”.

Para responder, se remonta hasta el germen de la Unión Democrática, defendiendo sus programas progresistas y laicos.

También rescata, como uno de los fundadores al sindicalista socialista Ángel Gabriel Borlenghi, dirigente de la “CGT-entonces democrática-“.

Datos que son innegables.

Lamenta La tradición política perversa del populismo…., que desvió a la Argentina del destino que le correspondía.

Por eso invita a sumarse a “integrar la convergencia jirones de partidos en vías de desaparición, grupos civiles apartidarios, tendencias apenas esbozadas, dirigentes políticos sin bases y aun individuos independientes, sólo ligados por la defensa de las instituciones democráticas, los derechos civiles y la libertad de expresión”.

Solo deben ser excluidos todos aquellos que no “rechacen los lastres del movimientismo, el corporativismo y el clientelismo,….”

Estoy cansado de responder a los defensores del Paraíso Burgués anterior al 17 de Octubre.

Supongo que ellos también deben estar cansados de repetir a los ignorantes, que llevamos 60 años de decadencia.

Aunque no lo crean, me esfuerzo en entenderlos, y por mi naturaleza los quiero.

Aunque se que nos consideran indeseables.

Solo me violento, cuando el desprecio y el desdén llegan a límites intolerables.

Por eso traduzco su nostalgia de la Republica Perdida en esta canción de Sui Generis.

Yo era el rey
De este lugar
Vivía en la cima
De la colina

Desde el palacio
Se veía el mar
Y en el jardín
La corte reía

Teníamos sol
Vino a granel
Y así pasábamos
Los días
Tomando el té
Ríendonos al fin
¿Por qué murió
la gente mía?
Yo era el rey
De este lugar
Aunque muy bien
No lo conocía
Y habían dicho
Que atrás del mar
El pueblo entero
Pedía comida

No los oí
Que vil razón
Les molestaba su
Barriga

Yo era su rey
Así lo dijo Dios
Yo era el amor
La luz divina

Yo era el rey
De este lugar
Hasta que un día
Llegaron ellos

Gente brutal
Sin corazón
Que destruyó
El mundo nuestro

Revolución
Revolución
Cantaban las furiosas
Bestias
La corte al fin
Fue muerta sin piedad
Y mi mansión
Hoy es cenizas

¡Libertad!
¡Libertad!
Yo era el rey
De este lugar
Tenía cien capas
De seda fina
Y estoy desnudo
Si quieren verme
Bailando a través
De las colinas

Si en lugar de estar en “Confesiones de invierno”, lo hubiera hecho en “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, tendríamos condensado su pensamiento en un álbum.