martes, 14 de mayo de 2019

Lavagna al Gobierno, Carrio al Poder; la hipótesis de Pagni sobre el colapso del “polo Republicano”.

¿Están tan hechos percha?, que plantean directamente suplantar a Macri por Lavagna.

¿Y la tercera vía superadora de la grieta?

Los “desencantados” con Cambiemos, mas que votar por una “nueva ilusión”, parece que “prefieren” la “abstención revolucionaria” o el “voto en blanco”; segun los "focus" y encuestas "cualitativas"

Simplificando, “que se vayan todos”, aunque eso signifique “que vuelvan The Usual Suspects”



Como dije en otro post, ahí están los Anti Macristas del segundo cero, mas allá de quien encabece la formula presidencial.

Siempre y cuando, por lo menos discursivamente, abjuren de los “principios y praxis” del ABC1 sociológico argento.

No se trata de un Cisne negro, a diferencia de la nube de pedos en la que conviven las elites argentas, en ultramar  lo supieron luego de la Derrota pirrica de las elecciones de 2017.

El supuesto “desbande”, esperado por expertos y analistas, se convirtió en un “repliegue” de contraofensiva; como lo plateo Walsh en 1977.

Ya en Mayo del año pasado se publicaba en español en el Atlántico Norte:

“¿Puede un partido derrotado en todos los frentes hace tan solo tres años, intervenido judicialmente, que ha perdido buena parte de su base territorial, con una militancia deprimida, con sus cuadros políticos supervivientes atrincherados y -sobre todo- sin un candidato viable, ser una opción seria para presentar batalla a la mejor máquina de marketing electoral latinoamericana?

Pues miren, si el país no fuese Argentina y el partido no fuese el Partido Justicialista, fundado por Juan Domingo Perón, la respuesta sería un "NO" con mayúsculas, pero con el peronismo, todo es posible.
……

Han pasado tres años desde esa victoria y, tras un periodo de desconcierto, parece que el peronismo - especialmente en la provincia de Buenos Aires- comienza a desperezarse, recuperar su autoestima y transitar por territorios políticos y comunicacionales que sirvan para acercarles de nuevo a una emergente ciudadanía joven y urbana que, según la mayoría las encuestas, se aleja cada vez más del actual gobierno”.

Regreso, Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen


La Maquina de Guerra Nomacita lo volvió a lograr, aun en la inconquistable Córdoba, contra la Maquina Administrativa Despótica.

Cuando se investiga el modo en que las comunidades primitivas segmentarias han sido sustituidas por otras formaciones de soberanía, cuestión que Nietzsche plantea en la segunda disertación de La genealogía, vemos que se producen dos fenómenos estrictamente correlativos, pero del todo diferentes.

Es verdad que, en el centro, las comunidades rurales quedan atrapadas y regladas en la máquina burocrática del déspota, con sus escribas, sus sacerdotes, sus funcionarios; pero, en la periferia, las comunidades emprenden una especie de aventura, con otra clase de unidad, nomádica en este caso, en una máquina de guerra nómada, y se descodifican en lugar de dejarse sobrecodificar.

Hay grupos enteros que se escapan, que se nomadizan: no como si retornasen a un estadio anterior, sino como si emprendiesen una aventura que afecta a los grupos sedentarios, la llamada del exterior, el movimiento.

El nómada, con su máquina de guerra, se opone al déspota con su máquina administrativa; la unidad nomádica extrínseca se opone a la unidad despótica intrínseca.

Y, a pesar de todo, son fenómenos tan correlativos y compenetrados que el problema del déspota será cómo integrar, cómo interiorizar la máquina de guerra nómada, y el del nómada cómo inventar una administración del imperio conquistado.

En el mismo punto en el que se confunden, no dejan de oponerse.

El discurso filosófico nació de la unidad imperial, a través de muchos ava­tares, los mismos que conducen desde las formaciones imperiales hasta la ciudad griega.

E incluso en la ciudad griega el discurso filosófico mantiene una relación esencial con el déspota o con su sombra, con el imperialismo, con la administración de las cosas y de las personas (se encuentran todo tipo de pruebas de ello en el libro de Léo Strauss y Kojève sobre la tiranía) (e).

El discurso filosófico siempre ha permanecido en una relación esencial con la ley, la institución y el contrato que constituyen el problema del Soberano, y que atraviesan la historia sedentaria que va de las formaciones despóticas hasta las democráticas.

El «significante» es en verdad el último avatar filosófico del déspota.

Si Nietzsche se separa de la filosofía es quizá porque es el primero que concibe otro tipo de discurso a modo de contra- filosofía.

Es decir, un discurso ante todo nómada, cuyos enunciados no serían productos de una máquina racional administrativa, con los filósofos como bu­rócratas de la razón pura, sino de una máquina de guerra móvil.

Acaso sea éste el sentido en el que Nietzsche anuncia que con él comienza una nueva política (lo que Klossowski ha llamado el complot contra la propia clase).

Sabemos bien que, en nuestros regímenes, los nómadas no tienen cabida: no se escatiman medios para regularlos, y apenas consiguen sobrevivir.

Nietzsche vivió como uno de esos nómadas reducidos a no ser más que su sombra, de pensión en pensión.

Pero, por otra parte, el nómada no es necesariamente alguien que se mueve: hay viajes inmóviles, viajes en intensidad, y hasta históricamente los nómadas no se mueven como emigrantes sino que son, al revés, los que no se mueven, los que se nomadizan para quedarse en el mismo sitio y escapar a los códigos.

Sabemos que el problema revolucionario, hoy, consiste en hallar una unidad de las luchas puntuales que no reconstruya la organización despótica o burocrática del partido o del aparato de Estado: una máquina de guerra que no remitiría a un aparato de Estado, una unidad nomádica en relación con el Afuera, que no se sometería a la unidad despótica interna.

Esto es quizá lo mas profundo de Nietzsche, la medida de su ruptura con la filosofía tal y como aparece en el aforismo: haber hecho del pensamiento una máquina de guerra, una potencia nómada.

E incluso aunque el viaje sea inmóvil, aunque se haga sin moverse del lugar, aunque sea imperceptible, inesperado, subterráneo, hemos de preguntar: ¿quiénes son hoy los nómadas?
Maquina de Guerra Nomádica y Maquina Administrativa Despótica; ¿Peronismo = Ronald Reagan (CVN 76)?


Si todo lo anterior les cae indigerible, por la razón que sea, “Argentina: del bipartidismo a la «democracia peronista»” de MECasullo.


Que explica los parrafos sobre la “oposición” entre Republica y Peronismo.

El nómada, con su máquina de guerra, se opone al déspota con su máquina administrativa; la unidad nomádica extrínseca se opone a la unidad despótica intrínseca.

Y, a pesar de todo, son fenómenos tan correlativos y compenetrados que el problema del déspota será cómo integrar, cómo interiorizar la máquina de guerra nómada, y el del nómada cómo inventar una administración del imperio conquistado.

En el mismo punto en el que se confunden, no dejan de oponerse.

El discurso filosófico nació de la unidad imperial, a través de muchos ava­tares, los mismos que conducen desde las formaciones imperiales hasta la ciudad griega.

E incluso en la ciudad griega el discurso filosófico mantiene una relación esencial con el déspota o con su sombra, con el imperialismo, con la administración de las cosas y de las personas (se encuentran todo tipo de pruebas de ello en el libro de Léo Strauss y Kojève sobre la tiranía) (e).

El discurso filosófico siempre ha permanecido en una relación esencial con la ley, la institución y el contrato que constituyen el problema del Soberano, y que atraviesan la historia sedentaria que va de las formaciones despóticas hasta las democráticas.

El «significante» es en verdad el último avatar filosófico del déspota.

Volviendo a MEC

Pero cuidado, porque todo esto crea también dos desventajas.

La primera es la turbulenta vida interna del peronismo, un movimiento siempre a punto de caer en el faccionalismo (por suerte, parece haber aprendido desde 1983 hasta aquí a no procesar sus conflictos internos mediante la violencia como ocurriera en los años 70).

La segunda es el ser excesivamente sensible a las demandas sociales y a los climas de época: como dice Puciarelli en la entrevista antes citada, «la capacidad de procesar demandas del peronismo es su mayor elogio y su condena».

Así, el peronismo será el más neoliberal de los neoliberales o el más estatista de los estatistas, según sienta que «se lo pide» la sociedad.

Lo “novedoso”, pero no tanto desde los tiempos de Lanusse y Videla; es que el Establishment nativo, porque el “externo” ya tiene atado y bien atado el paquete, “ruega” que no los “dejen afuera”.

En las “conversaciones” con los Poderes Financieros y Políticos de la Globalización, desde ya.

Pagni corriendo por “izquierda” a Ignacio Fidanza


Porque, como lo señala en su nota el Columnista de “La Tribuna de Doctrina (Liberal Conservadora)”; “brotan debajo de las piedras”  los “aspirantes sub. 50 y sub. 40” a “Clase Dirigente”,  y no solo en Córdoba.

Toynbee básico en la bolilla de Proletariado interno y Minorías Creativas.

En fin, del “Plan V” y hasta el “Plan Horacio”, terminan como plateo el “vendedor puerta a puerta” del Conurbano Sur.

El bumerang circular que siempre les vuelve.

Si llaman a La Doctora es «el pálido final».