Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tienen los sectores que todavía no han comprendido y que tendrán que comprender.
Este apoyo no debe ser pretoriano, sino inteligente y franco, apoyando lo bueno y señalando lo malo, ante quienes lo puedan remediar, pero no sumando la murmuración propia o la perturbación a los que la desarrollan en grupos que bien sabemos en lo que están.
Ya pasaron los días de exclamar "la vida por Perón", vivimos momentos en que es indispensable demostrar en hechos sinceros y fehacientes, que estamos dispuestos a servir al objetivo común de todos los argentinos, realizado en paz con un trabajo honrado y permanente, a la vez que neutralizando la acción de los enemigos de la patria, de afuera o de adentro, empeñados en impedir su reconstrucción y su liberación
A todo ello se suma la fiebre de la sucesión, de los que no comprenden que el único sucesor de Perón será el pueblo argentino que, en último análisis, será quien deba decidir.
Juan Domingo Perón,
Con estas palabras, el Maestro cerro la etapa Carismática, devolviendo a su legitimo dueño la Baraka.
Un camino estrecho, para quienes tratamos de ser predicadores, los riesgos de derrapar son muy grandes, solo hay que ver los dos videos que siguen.
Video 1, hacer clic aquí.
Video 2, hacer clic aquí.
Baraka es palabra sufí, cuya traducción sería bendición, aliento o esencia de la vida (1)
Un Documental, que puede enmarcar dentro de la belleza formal, lo terrible de la Realidad; que debe ser Transformada, a pesar de los pobres útiles con que se cuenta.
Una batalla desigual, pero firmemente arraigada en la unicidad sacrosanta del SER humano.
El “ser” como afirmación básica y elemental, a partir del cual parte la “política”, como búsqueda de soluciones.
Pan para el hambriento, refugio para el desamparado, inclusión para el alienado, futuro para el desesperado.
En suma, Dignidad aun ante la presencia de la Muerte.
Porque la Baraka en acción, es la “virtu” de Maquiavelo, el “carisma” de Weber.
Por eso cierro este post, tan denso; con esta cita de Juan José Sánchez Sandoval, de la Universidad de Cádiz; que espero sirva como disparador para discutir el sentido del Movimiento Nacional.
LA SANTIDAD ISLÁMICA COMO PATRIMONIO FAMILIAR
La importancia de este carisma, o baraka, ya fue estudiada por Max Weber, que en su obra fundamental Economía y sociedad establece las características de lo que denomina dominación carismática como estructura de poder.
Weber reconoce como componente fundamental de ésta el carisma, entendido como “cualidad, que pasa por extraordinaria, de una personalidad, por la que se considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o como enviado del dios o ejemplar, y por tanto se le toma por líder”
En relación con la cuestión que aquí planteamos, nos resulta especialmente interesante la idea de Weber sobre la rutinización del carisma.
Uno de los aspectos de la dominación carismática es su carácter extraordinario y fuera de lo cotidiano, pero puede suceder que se transforme en duradera, pasando por un proceso de racionalización o de tradicionalización.
En general, el origen de este fenómeno es el interés ideal o material de los prosélitos, o, con mayor propiedad, de lo que Weber llama cuadro administrativo, es decir, séquito, discípulos, hombres de confianza, etc.
El problema de sucesión que se presenta con la desaparición de la persona portadora del carisma se soluciona mediante diversos medios: búsqueda a través de determinadas señales, revelación, por designación del portador del carisma, designación por el cuadro administrativo, objetivación del carisma o carisma del cargo (es decir, el carisma es una cualidad que por algún medio puede ser transmitida o producida en otro) y, por último, mediante la herencia.
Esta última sería la forma más extendida en el Magreb, en un período tardío, como hemos señalado, motivando la aparición de un estamento carismático-hereditario, que tomaría posesión de los poderes de mando y de los recursos económicos.
Teniendo en cuesta este proceso de rutinización del carisma podemos establecer dos tipos fundamentales de santo: el santo fundador y el santo gestionador
El santo fundador realiza una apropiación simbólica de un espacio determinado, de un territorio en el que inscribe los signos de su carisma.
En dicho territorio organiza y monopoliza las actividades religiosas y culturales.
Las relaciones económicas que se establecen entre el santo y su entorno se basan en la
reciprocidad.
Ésta es la norma fundamental que domina el intercambio simbólico entre santo y sociedad.
La comunidad entrega ofrendas y su adhesión a la santidad y el santo proporciona alimentos y protege con su baraka.
En algunos casos, puede darse un cierto tipo de acumulación económica menor, como el ahorro.
Por otra parte, el santo gestionador aporta una cierta vocación institucional, ya que son los sucesores de un santo, generalmente por vía genealógica, los que encarnan este modelo.
Son entonces gestores de un capital simbólico acumulado, formado por el prestigio, la autoridad y el conjunto de grupos sociales y de sus territorios sobre los que ejerce dicha autoridad y prestigio.
Se trata de un capital simbólico raramente enriquecido por una producción personal de signos de santidad.
La ritualización e institucionalización es entonces creciente y se produce un cambio de la dominación carismática por la política y económica.
La acumulación se convierte en la norma, y comienzan a aparecer claros signos de distinción social, basados en el patrimonio de bienes muebles e inmuebles