viernes, 19 de enero de 2007

1 ¿MILITANCIA VS. ROSCA O MILITANCIA Y ADMINISTRACION?

Cuando el exceso de celo militante te lleva a vivir a la Isla de la Fantasía.

“Desde otra mirada, más íntima, un comentario de Dante Gullo,

contribuye a dar una respuesta: “Lo mejor que le podía pasar a un joven era ser

militante. Entonces, entre estar militando en la villa, en los barrios, en las

columnas, en las tareas de solidaridad o un cargo de diputado, se elegía sin

dudar lo primero. Al compañero que se le ofrecía un cargo era como una

ofensa… porque todavía no habíamos hecho una síntesis entre lo que era el

partido y nuestra práctica como movimiento. El movimiento nos brindaba la

posibilidad de estar con la Argentina y los argentinos en cualquier lugar. Era

una tarea de militancia, noble, solidaria, desinteresada. Lo otro era como que

de repente te obligaban a ponerte corbata, a vestirte de funcionario. Una

anécdota: se estaban discutiendo los cargos y le pido a un compañero,

Pietragala, que vaya a las reuniones y pelee el 25 % de los cargos que le

correspondían a la Jotapé. Aceptó a regañadientes pero, en lugar de ir a

discutir los cargos en el partido, se iba a militar a los barrios o al gremio

telefónico. Entonces, los otros sectores interpretaron que la juventud no

concurría como forma de presionar por más cargos. A la semana me vienen a

ver. ‘Nos entregamos’, me dijeron. ‘¿Se entregan por qué?’. ‘Porque si ustedes

quieren más cargos, estamos dispuestos a darles el 25 % y algunos cargos

más’. Yo, no sólo no entendía nada sino que me decía en qué problemas nos

ponen estos tipos, si apenas podemos cubrir el 25 %”.

Lo cierto es que en 1973, muy pocos compañeros estaban preparados

para pensar un futuro político desde un lugar de poder que no fuera el de la

movilización popular o, en su caso, “el que surge de la boca de un fusil”. Para

la mayoría resultaba inconcebible la posibilidad de construir poder desde las

instituciones. En nuestra experiencia, el poder se tomaba: desde nuestro lado,

como el Palacio de Invierno o la entrada en la Habana y, desde el otro, como

los militares con sus golpes de estado.”

http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH39.pdf

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