viernes, 3 de septiembre de 2010

El Tata Yofre, y otros, como Albacea de Santucho; (3)

Mi opinión, compartida por el ámbito subordinado, es que se ha hecho un pronunciamiento prematuro sobre el agotamiento del peronismo y que de ese pronunciamiento derivaron decisiones de importancia capital que hoy están sometidas a prueba.

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Cabe suponer que las masas están condenadas al uso del sentido común.

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En suma, las masas no se repliegan hacia el vacío, sino al terreno malo pero conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología, o sea los componentes de su identidad social y política.

Rodolfo Walsh


Mario Roberto Santucho

Las definiciones del peronismo.
Las tareas de los revolucionarios.


¿Es Perón un traidor?

La dialéctica de las contradicciones con la Dictadura Militar y con el resto de los partidos burgueses, principalmente con el radicalismo, hace necesario y útil a Perón apoyarse también en la guerrilla, alentarla, y jugarla como carta de negociación, de presión, en sus enfrentamientos no antagónicos con los militares.

Porque, si bien canto la camarilla de Lanusse con su GAN, como el peronismo y el radicalismo, perseguían el mismo objetivo de ampliar la base social de la dominación política burguesa para lograr éxito en la lucha común la revolución, existían entre ellos contradicciones no antagónicas que pueden sintetizarse a riesgo de simplificar demasiado, como la disputa por liderar la lucha contrarrevolucionaria con el más amplio margen de maniobra posible:

Los militares perseguían entregar el Gobierno con grandes condicionamientos y con un amplio control desde bambalinas; los políticos burgueses buscaban llegar al poder con el mayor margen de maniobras posibles, sin condicionamientos ni controles militares.

Para imponer su táctica y su influencia dominante Perón contaba con la fuerza inestimable que le brindaba la lucha de las masas y la enérgica presencia de la guerrilla peronista.

De ahí que Perón alentara y aprobara la actividad de las organizaciones armadas peronistas salvo - naturalmente cuando esa actividad las ligó al ERP.

En cuanto al proceso electoral en sí, está fuera de toda duda que gran parte del éxito peronista en la elección de Marzo se debe a la tónica socialista y revolucionaria aportada por FAR y Montoneros y en ese caso naturalmente también se los dejó actuar, se los alentó, aunque se bloqueó todo lo posible su peso en las listas de candidatos.

Perón abrigó además la idea no sólo de neutralizar inmediatamente a los combatientes peronistas, sino de utilizarlos como correa de transmisión para influir sobre nosotros y sectores de la vanguardia clasista en 1a perspectiva de la tregua.

Todos estos elementos nos permiten comprender por qué Perón se apoya en Rucci, en López Rega, en Osinde, en Gelbard, que son sus más fieles colaboradores en la tarea de "Reconstrucción Nacional", es decir de la reconstrucción del capitalismo explotador en Argentina.

No podemos entonces obviamente esperar de Perón la Revolución Social, ni podemos tampoco esperar su neutralidad entre los revolucionarios y los capitalistas.

Por el contrario, de los hechos expuestos surge con claridad meridiana que el verdadero jefe de la contrarrevolución, el verdadero jefe del actual autogolpe contrarrevolucionario, y el verdadero jefe de la política represiva, que es la línea inmediata más probable del nuevo gobierno, es precisamente el General Juan Domingo Perón.

Y no porque él sea un traidor sino porque es un consecuente defensor de su clase, la burguesía, a la que permanece completamente fiel a pesar de no haber sido comprendido un tiempo por gran parte de sus hermanos de clase, por sectores de los capitalistas nacionales y extranjeros.

Cuando la burguesía podía y necesitaba hacer concesiones a las masas, Perón materializó generosamente esas concesiones.

Hoy, que la burguesía se encuentra en una profunda crisis, necesita reprimir duramente al pueblo y Perón materializa y materializará sin vacilaciones esa represión.

Identificar claramente los amigos y los enemigos de las fuerzas populares es un punto de partida indispensable para una política revolucionaria.

Toda confusión, la confianza en los enemigos y el alejamiento de los amigos constituye un debilitamiento enorme para la clase obrera y el pueblo.

Todo trabajador sabe por experiencia que no debe tener la más mínima confianza en las promesas y palabras de los capitalistas, menos aún si ellas se pronuncian frente a un conflicto, frente a la lucha obrera.

Y sabe también que debe unirse estrechamente a sus compañeros de clase, más aún en los momentos de lucha.

Confiar en el General Perón, que actúa como jefe reconocido de toda la patronal, es poner en riesgo todo el potencial revolucionario de nuestro pueblo.

Nosotros comprendemos y respetamos los sentimientos de los compañeros peronistas y nos parecería lógico el silencio del peronismo revolucionario en una situación como la actual, nos parecería lógico y aceptable que no se pronunciaran claramente sobre el verdadero papel de su líder.

Pero llamar hoy al pueblo a confiar ciegamente en un dirigente de la burguesía que es precisamente el que está dirigiendo a su clase en el intento de aplastar la revolución, es francamente una línea suicida, que causaría enorme daño al campo obrero y popular.

La energía y el potencial revolucionario de todo el pueblo trabajador argentino y de su mejor dirigente, la clase obrera, es hoy poderosísimo.

Liberado de confusiones, unido y claro en sus objetivos, organizado adecuadamente en lo político y lo militar, y orientado por la ideología de la clase obrera, el marxismo-leninismo, nuestro pueblo transitará victoriosamente el camino de su liberación nacional y social, el camino de la revolución socialista.

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Ante el peligro de la revolución socialista que como hemos visto la burguesía percibe claramente, todos los sectores de las clases contrarrevolucionarias tienden a unirse, proclaman su disposición a la "unión nacional", al acuerdo, a la convergencia.

Es así que los políticos burgueses, los peronistas, los radicales y demás, los mandos de las FFAA contrarrevolucionarias, los grandes empresarios nacionales y extranjeros, proclaman su buena voluntad, su predisposición a colaborar con el Gran Acuerdo Nacional y a permitir también que se sienten a la mesa de ese acuerdo, los "adversarios", todos aquellos, incluso provenientes de las clases explotadas, que estén dispuestos a contribuir a la "reconstrucción nacional".

En épocas de crisis como las que actualmente vive la Argentina, la burguesía debe recurrir a un régimen de dominación que Carlos Marx denominó bonapartismo.

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Mario Roberto Santucho

Las definiciones del peronismo.
Las tareas de los revolucionarios.

Redactado: Agosto de 1973.
Publicación primera: Semanario El Combatiente Nº 83, 84 y 85, de 1973 (Argentina).
Digitalización: Diego Burd, 2002.
Esta edición: Marxists Internet Archive, nov. de 2002.

http://www.marxists.org/espanol/santucho/1973/agosto.htm

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