domingo, 27 de septiembre de 2009

Casa tomada, la continuación, por Esteban Schmidt.


“Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la mas ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia”.

Schmidt es, en mi opinión, una de las plumas más vitriólicas de su generación; y la utiliza generosamente, para descalificar, por peronistas, a los intrusos que invaden lo que considera como propio por derecho de nacimiento.

La pesadilla que compartieron Mariano Grondona y Julio Cortazar hace 60 años ha regresado.

“Libros si, alpargatas no”, de la Marcha de la Constitución y la Libertad, anterior al 17 de Octubre; es plasmada posmodernamente en eÑe la Revista de Cultura, hacer clic aquí.

Lo que se consideraba derrotado, y por ende en vías de extinción, no solo volvió a emerger, inexplicablemente; sino, además, amenaza con invadir lo vedado por su origen.

La Patota Cultural de los 80, y sus retoños, hacen fila para denunciar el atropello de los voceros de las Masas Ignaras.

Encabezados por Aguinis y Sarlo, gritan desaforados:

La Cultura es nuestra, solo nuestra; entienden, zaparrastrosos.

Es lo único que nos queda en pie de las glorias pasadas; nuestros fracasos políticos nos obligo a replegarnos al Templo del cual somos los Sumos Sacerdotes.

Y Uds., como los Romanos, profanan el Santa Sanctórum; Inmundos”

La agresividad es directamente proporcional al mecenazgo estatal en riesgo, porque seamos sinceros, sin el beneplácito del Príncipe muy pocos pueden parar la olla en la Paris de África.

Esa es la razón por la cual la crítica no es estética sino política; Borges como inspector municipal de aves.

Lo que no se cuenta, es que el Ciego de Palermo era un ñoqui, trabajaba en “comisión” en una biblioteca, pero con sueldo de Inspector no de bibliotecario de tiempo parcial.

Lastima que no hubiera un Esteban Schmidt en los 30 y 40; para que contara la picaresca de los tiempos de la Republica.

http://www.bonk.com.ar/tp/about/585/esteban-schmidt

Solo tenemos el resentimiento, conciente, de Cortazar.

“No nos miramos siquiera.

Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás.

Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras.

Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán.

Ahora no se oía nada.

-Han tomado esta parte -dijo Irene.

El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo.

Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.

-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.

-No, nada.

Estábamos con lo puesto.

Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio.

Ya era tarde ahora.

Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche.

Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle.

Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla.

No fuese que algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”.

http://www.lainsignia.org/2001/enero/cul_031.htm

Al fin de cuentas, es un bello cuento, la ideologia es lo de menos; porque la casa también es nuestra.

9 comentarios:

Comandante_Papafrita dijo...

En algunos parrafos suena gorila, en otros muy real, lo del neoperonismo se ve mucho en los blogguers, la verdad es que muchas veces pienso que lo que les atrae del peronismo es cierta imagen kitsch (que tomaron del imaginario popular gorila, ser peronista no es ser grasa), y estar cerca del presupuesto publico.

Hacerse la paja hablando de las calles de tierras de jose c paz, o del bondi 549 que tiene el piso hecho mierda tampoco es ser peronista, el peronismo lucha por cambiar esas cosas y no por describirlas como si fueran un paraiso, paraiso kitsch, tan pintoresco como caminar por caminito y fotografiar los conventillos multicolores donde no vive uno, ni nunca viviria.

Anónimo dijo...

El mejor ejemplo de eso es el texto "soy un populista incurable" de Lucas Carrasco, en el que cuenta cuanto le gusta ver a las morochoas de la matanza en los actos en la Plaza de Mayo bebiendo gaseosas de segundas marcas.

Como en la nueva propaganda de Don Carlos (la de el nuevo es para papito), los kirchneristas son muchas veces inconscientemente gorilas.

El Lurker

guiye dijo...

Para Comandante_Papafrita:

Si el peronismo lucha para cambiar ciertas cosas, le dire que va perdiendo la contienda. Hace decadas que gobierna y no cambian un joraca.

Me parece que es exactamente al reves de como Ud. lo plantea: el peronismo necesita que haya gente viviendo en forma miserable para sustentarse.

Saludos.

Quintín dijo...

Manolo. No escapará a su profundo análisis que Schmidt es aplicadamente kirchnerista, por no decir orgánicamente kirchnerista. Sin embargo, no abandona un ápice de su gorilismo. El artículo en cuestión es una operación interna: se dedica a destruir al pobre Juan Diego Incardona, un muchacho históricamente peronista, y a ensalzar más allá de lo decoroso a Martín Rodríguez, él sí blogger, poeta y funcionario K.

Creo que usted tiene un problema aquí.

Verboamérica dijo...

Dejemonos de joder... hay textos y escritores de esa recopilación que son tan peronistas como Santa Evita y Tomás Eloy Martìnez...

Si escribe apuntando a lo kitch son escritores kitch, no perucas.

Si los crìticos literarios compran a esos escritores como perucas y a sus textos como peronistas, están comprando queso mantecoso creyendo que es muzzarella.

Aníbal dijo...

Guiye, sos un poco injusto con el peronismo que viene gobernando dieciocho de los últimos veinte años (quizás un poco más: muchos se olvidan de que en la Alianza había, cómo no, peronistas). Mirá si no cambiaron nada: indultaron a las cúpulas del proceso y después derogaron los indultos; privatizaron la jubilación y después la volvieron a estatizar; privatizaron el correo y aerolíneas y los volvieron a estatizar; se casaron con el FMI y después se divorciaron (aunque pagándole toda la platita toda); subieron la pobreza, después la bajaron y ahora la volvieron a subir; en fin, si algo hace el peronismo es cambiar las cosas una y otra vez. Los más jodidos siguen bien jodidos, pero bueno, son las correlaciones de fuerzas, las contradicciones de todo proceso de cambios y demás sarasa masturbatoria a la que los muchachos se dan con fruición.

Aníbal

El Cholo dijo...

"Lo que no se cuenta, es que el Ciego de Palermo era un ñoqui, trabajaba en “comisión” en una biblioteca, pero con sueldo de Inspector no de bibliotecario de tiempo parcial."

Gracias, Manolo. Siempre supe que además de redistribuir la riqueza, el peronismo priorizó el saneamiento de la administración pública.

Anónimo dijo...

La casa es nuestra, Manolo.Grande.

Leila dijo...

Muy bueno Manolo, leerlo me hizo recordar un artículo que salió en Nación hace unas semanas. Acá el post:

http://lanocheeslapropicia.blogspot.com/2009/09/manolo-beatriz-sarlo-y-los-fiscales.html

Saludos.