miércoles, 8 de agosto de 2012

Indoamericano con rueditas, la CABA y el espanto frente al Peorgresismo al palo.


“Resolver o renunciar”, o “armar bardo y esconderse, para que no te tomen las cámaras”

Se sienten, en el fondo de sus corazones, injustamente derrotados por “políticos mediocres” y “burócratas clientelísticos”.

Ellos, los príncipes de la nueva política, eficientes y limpios, pasaron por la universidad y conocen el mundo: son muy viajados.

“¿Cómo puede ser que nos derroten estos políticos de cabotaje, estos impresentables de siempre?”, se preguntan.

Algunos de estos gerentes de la nueva política duermen con la valija cerrada al lado de la cama.

………

 “Soy demasiado bueno y honesto para la política”.

Olvidan que los verdaderos militantes políticos no tienen dónde volver, porque pertenecen, en cuerpo y alma, a la lucha política.

Porque no podrían hacer otra cosa, porque nacieron para eso, porque quemaron las naves.

Un gerente es demasiado cerebral y tiene demasiado “sentido común” para quemarlas.

Un militante se mide no por cómo reacciona ante una victoria, sino por cómo se recupera de las derrotas.

¿Se recuperarán estos muchachos o tomarán la valija y volverán, sanos y salvos, a casita?

Necesitan un examen profundo para entender lo que les ocurre.

Son amateurs jugando a ser profesionales.

No dominan del todo la materia y, en el fondo, la desprecian un poco.

Toda la nueva oposición está llena de estos personajes tiernitos y bienintencionados: aves de paso queriendo comerse crudas a las fieras.

No se le puede enseñar política a un negado, así como no se le puede enseñar música a quien no tiene oído.

Entender la política, entenderla de verdad, es un don: se tiene o no se tiene.

Es un saber que no se adquiere en los libros ni en los claustros.

Se adquiere en la calle y con las entrañas.

Pero el ser humano desarrolla las habilidades que necesita, de manera que no todo está perdido.

La nueva oposición está llena de sordos y zoquetes.

Hay muy pocos afinados y casi ningún oído absoluto.

…………..

Luego, por supuesto, está todo ese asunto de los personalismos.

En la Argentina, todo gira en torno de tres o cuatro dirigentes que lucen bien en los programas del cable, que suelen ser bastante autoritarios dentro de sus propios partidos y que no saben adónde van.

Quiero decir, parecen poseer grandes convicciones y son buenos “tribuneros” (no deberían quejarse tanto del atril, porque ellos lo llevan incorporado), pero carecen de paciencia y flexibilidad para armar partidos políticos consistentes, con alas izquierdas y derechas, con democracia interna y participación.

Descaradamente personalistas, un día tienen tres millones de votos y otro día no tienen nada.

Poseen una extraña alergia, que les contagiaron los encuestadores y la “opinión pública” más ramplona de los contestadores automáticos de las radios, que consiste en creer que toda alianza es la Alianza, o sea, un rejunte invertebrado e incoherente que fracasa gobernando.

Y también que todo pacto político es el Pacto de Olivos, es decir, un contubernio para repartir favores.

Pero hagamos nombres propios: si Carrió y Ricardo López Murphy hubieran entendido de verdad la política, habrían recreado el espacio histórico electoral de la Unión Cívica Radical.

Pero como no la entienden, terminaron en esta nada insípida, inodora e incolora, oposición para la gilada televisiva, que no puede juntar porotos y que no logrará ponerle freno a la hegemonía.

La Alianza era una bolsa de voluntades dispersas y el Pacto de Olivos era un contubernio, pero el peronismo es una bolsa del mismo estilo, aunque verticalista cuando se juega en serio, y el Pacto de la Moncloa era, al fin y al cabo, un acuerdo político, aunque con buena prensa.

Algo tiene para enseñarle el oficialismo a la oposición.

Para empezar, su voluntad de poder.

El peronismo no tiene un puñadito de dirigentes destacados: tiene cien candidatos potables en las gateras, con ganas de comerse la cancha.

No es dogmático y principista: acoge en su seno a hombres ubicados en las antípodas ideológicas, aunque dispuestos, por las buenas o por las malas, a aguardar su turno y a trabajar coordinadamente cuando la tormenta arrecia y cuando el que manda tiene claro el horizonte y buena sintonía con la mayoría electoral.

Casi nadie, por cuestiones del pasado, queda fuera del colectivo, y nadie se rasga las vestiduras por hacerse amigo de un enemigo de antes, o por codearse con un dirigente que piensa el país desde la otra orilla.

El radicalismo posmoderno tuvo estómago delicado, y así lo pagó.

No pudo tolerar las diferencias internas y expulsó de sus filas a los opuestos, que a su vez se transformaron en estómagos delicados incapaces de digerir las mínimas discrepancias.

Y así hasta el infinito.

Es decir, hasta la atomización y la anécdota.

Como la izquierda argentina, una diáspora interminable y minoritaria con dirigentes inflexibles que se pelean por palabras vacías.

Sin dominar la materia, sin vocación ni visión política, sin sentido común, sin pragmatismo y sin humildad, sin capacidad para acordar lo mínimo ni para construir una idea, la oposición se juega en una comuna, es decir, en una baldosa.

La hora de los no políticos, Jorge Fernández Díaz.
Jueves 27 de diciembre de 2007, hacer clic aquí.

Ya están grandes, deberían poderse atar los cordones de las Nike por si solos.
  
Que necesidad, aparte de mantener felices a los inútiles de los consignistas por contrato, hay de competir con Macri; para demostrar que se es más boludo.

¿No alcanzo con de la Rua e Ibarra?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

las Nike compradas en algun Outlet de Miami o en La Salada?

ayj

PS para aquellos allende la Ruta 6, en Devoto o en Pocitos?

PS Si alguno me pregunta que es cada cosa, no tiene idea, y, hasta casi no deberia leer aca

Devoto. Super de Punta
Pocitos. No en Montevideo

Socrates Demente dijo...

Uy, Manolo se baño en cacona otra vez
guarda que sale rajando hacia la "clandestinidad"

Renomé dijo...

En 2007 - año de ese artículo - no se entreveía la fractura del peronismo, o sí pero parecía una genialidad del Tomuer.

La glándula política, es cierto, se tiene o no se tiene. Pero puesta a trabajar para uno mismo, para acumular, para joder y para hacer del sillón un aparato ortopédico, se hipertrofia y al final revienta.

La política no hace la felicidad.

Anónimo dijo...

Manu la tiene reclara, no como esos oportunistas de contrato que molestan a sus amigos Omix o Bertoldi, por ejemplo que son guerreros ad honorem de la cruzada Axel
Son muy vivos y uno de estos dias...

unos de estos dias, por asi se apiolan y usan toda esa sabiduria en Moron, donde Sabatella se los culea sin vaselina desde 1999
pero en serio, denlen bola a sus mogoprofecias de youtube que el es un reconurbanero del conurbano y por algo siempre que puede le tira el fideo a carrasco

saludos de Carola Labrador

gonchuck dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
OMIX dijo...

Los fundamentalistas son los únicos que se acuerdan del falso ingeniero.

De blumberg siempre dije que los desgarrados no son quienes deben estar al frente de las Políticas de reparación sean del colectivo afectado que sean, el dolor los hace separar de la prudencia política arquitectónica que debe guiar a quien actúa en nombre de la comunidad. Valga eso para cualquier causa.

Encima el que me nombra se olvida de mi cruzada a favor del rabino bergman http://omixmoron.blogspot.com.ar/2008/11/carta-abierta-al-rabino-sergio-bergman.html

Resulta manolete que nosotros estuvimos ahí apoyando, en el 2003/4/5/6/7/8 y sstes y estos recién llegados nos quieren decir lo que tenemos que pensar.