Que el Partido Militar lo haya castrado Menem, y que la Mazorca con Duhalde, lo hayan metido en un baúl y se sentaran sobre la tapa; no significa que haya desaparecido lo que Lasalle llamaba “Poder Organizado”.
Solo fue “sustituido” por parte de la Sociedad Civil, esa parte de la Constitución Real que según el de Breslau, no esta en el papel mojado que los Constitucionalistas tienen como objeto de fetiche.
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/derecho/lassalle/1.html
Tanto quienes impulsan, como quienes objetan, la Reforma; les convendria volver a leer a FL, si alguna vez lo leyeron.
Su muerte súbita, la vieja amistad, las cartas de duelo de la condesa de Hatzfeldt, mi aversión a la cobarde insolencia de la prensa burguesa respecto al hombre a quien tanto había temido en vida, todo eso movióme a publicar una breve declaración contra ese miserable de Blind[*] (Hatzfeldt envió la declaración a la Nordstern[1])
…………
Sin embargo, muy pronto se descubrió --las pruebas de ello cayeron en nuestras manos-- que Lassalle había, de hecho, traicionado al partido.
Había cerrado un contrato formal con Bismarck (sin que éste naturalmente le diese ninguna garantía).
A fines de septiembre de 1864 debía dirigirse a Hamburgo y allí (con el loco de Schramm y con Marr, confidente de la policía prusiana) «forzar» a Bismarck a la anexión de Schleswig-Holstein, es decir, a proclamar dicha anexión en nombre de los «obreros», etc.
En compensación, Bismarck había prometido el sufragio universal y alguna que otra charlatanería socialista.
¡Es una lástima que Lassalle no pudiera desempeñar esta comedia hasta el fin!
¡Le habría hecho aparecer en la situación más ridícula y estúpida, poniendo fin, de una vez y para siempre, a las tentativas de este género!.
Lassalle emprendió esta falsa senda porque era un Realpolitiker [político práctico] del tipo del señor Miquel, sólo que de mayor envergadura y con fines más vastos.
……….
Lassalle no hacía más que imitar a los señores de la Nationalverein.
Pero mientras estos últimos apelaban a la «reacción» prusiana en interés de la burguesía, Lassalle estrechaba la mano a Bismarck en nombre de los intereses del proletariado.
Los señores de la Nationalverein tenían para ello más fundamento que Lassalle, por cuanto el burgués está acostumbrado a estimar cosas «reales» solamente los intereses que tiene ante sus mismas narices.
Por otra parte, de hecho esta clase ha concertado en todas partes un compromiso incluso con el feudalismo, mientras que la clase obrera, por la propia naturaleza de las cosas, debe ser sinceramente «revolucionaria».
Para un hombre tan teatralmente fatuo como Lassalle (a quien, sin embargo, no se podía sobornar con frioleras como cargos, la dignidad de burgomaestre, etc.) era muy tentadora la idea de ¡una acción directa en interés del proletariado realizada por Fernando Lassalle!
Pero, en realidad, era demasiado ignorante en cuanto a las verdaderas condiciones económicas de tal proeza para poder mantener una actitud crítica respecto a sí mismo.
Por otra parte, debido a la vil «política de realidades», en virtud de la cual la burguesía alemana había soportado la reacción de 1849-1859 y era un simple espectador del embrutecimiento del pueblo, los obreros alemanes estaban demasiado «desmoralizados» para no aclamar a este salvador charlatanesco que les ofrecía llevarles, de un solo salto, a la tierra prometida.
K. Marx, Carta a LUDWIG KUGELMANN, en Hannover
Londres, 23 de febrero de 1865
http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m23-2-65.htm
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