-En Argentina, Arturo Jauretche hablaba peyorativamente de las clases medias, a las que definía como los “medio pelo”. ¿Hay alguna expresión de eso en Uruguay?
-Uruguay tuvo un patriciado, gente muy comprometida con la acción política, pero abierto, se renovaba. Hay apellidos en nuestra vida política que se repiten. Pero al lado de ellos vino gente de todos los estamentos. En Argentina es mucho más cerrado hasta la irrupción del peronismo, que es una especie de catarsis. En la política argentina hay un intento homólogo a lo que fue don Pepe Batlle acá, que es el fundador del radicalismo, Irigoyen, una figura emblemática. No pudo concretar lo que Batlle concretó acá. La Argentina golpista y más reaccionaria le puso el freno. Después su partido se transformó en un partido conservador cuando vino la avalancha nacionalista y peronista. La guerra hizo que una parte considerable de la izquierda argentina se ubicara mal, y ello explica el estancamiento que tuvo, que el pueblo argentino le cobró durante muchísimo tiempo. Ser zurdo en Argentina era igual a ser traidor, una cosa espantosa. Entonces la izquierda no pudo operar dentro de esa gigantesca columna popular. Eso le hizo mal al peronismo, porque floreció cualquier cosa; ser peronista da para cualquiera. Y es un peso que tiene Argentina.
-La izquierda uruguaya parece no entender el peronismo. ¿Esa incomprensión la ha notado en los conflictos de los últimos años con Argentina?
-Uruguay es un país medio esquizofrénico: les chupa la sangre a los argentinos y después los escupe. Una vez vino la selección argentina a Uruguay para clasificarnos. Y no fue un arreglo por plata, fue un tácito arreglo entre los jugadores, fue un gesto de simpatía, de tal manera que Uruguay se pudiera clasificar. Después juega la selección argentina y nosotros somos hinchas de Alemania. Que la Argentina tiene sus problemas, sí, pero nosotros confundimos Barrio Norte y una parte de Buenos Aires, que nos da en el forro, con Argentina. Argentina es un continente. Yo he sentido esa reacción de forma permanente. De un Herrerismo que de herrerismo tiene el nombre, porque dejó por el camino lo mejor de Herrera y se quedó con lo peor, con el Herrera conservador, y al antiimperialista lo enterró. Y de un Partido Colorado que está permanentemente en la chiquita. Desde luego que las políticas que está llevando Argentina adelante son enormemente proteccionistas y nos crean problemas por acá y por allá. Ahora, ¿qué hacemos? ¿Rompemos relaciones, declaramos la guerra? Dicen que hay que ponerse más firmes. ¿Qué es “ponerse más firmes”? Lo que buscamos son soluciones para los problemas que tiene nuestra gente, y tenemos una diferencia de táctica enorme. Es como si la política internacional fuera una cuestión de guapos. Creo que uno tiene que luchar por el interés concreto de la gente concreta.
2 comentarios:
Dios nos libre de ser zurdos ... ja.
http://rib-moregeometrico.blogspot.com.ar/2012/09/tecno-analogias.html
Es un martirio ser peronista.
ya resulta un poco pelotudo el spam de riboludo
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