martes, 23 de julio de 2013

Microclima o Barbarie.

Vino éste, y le hice preguntar que si todavía no era hora de ensillar.
Me contestó que teníamos bastante tiempo aún; que de allí a Añancué , línea divisoria de sus tierras, no había más que dos galopes, que ya había mandado traer sus caballos y buscar una res para que mi gente carneara antes de partir; pero que la res tardaría un rato largo en llegar, porque estaba lejos.
-¿Y qué, mi compadre no tiene vacas gordas aquí? -le pregunté a San Martín.
-No, señor, si está muy pobre -me contestó.
-¿Muy pobre?
-Sí, señor.
-¿Y cuánto vale una vaca?
-No tiene precio.
-¿Cómo no tiene precio?
-Cuando es para comercio depende de la abundancia, cuando es para comer, no vale nada; la comida no se vende aquí: se le pide al que tiene más.
-¿De modo que los que hoy tienen mucho, pronto se quedarán sin tener qué dar?
-No, señor; porque lo que se da tiene vuelta .
-¿Qué es eso de vuelta?
-Señor, es que aquí el que da una vaca, una yegua, una cabra o una oveja para comer, la cobra después; el que la recibe algún día ha de tener.
-Y si a un indio rico le piden veinte indios pobres a la vez, ¿qué hace?
-A los veinte les da con vuelta y poco a poco se va cobrando.
-Y si se mueren los veinte, ¿quién le paga?
-La familia.
-¿Y si no tienen familia?
-Los amigos.
-¿Y si no tienen amigos?
-No pueden dejar de tener.
-Pero todos los hombres no tienen amigos que paguen por ellos.
-Aquí sí; no ve, señor, que en cada toldo hay allegados, que viven de lo que agencia el dueño.
-¿Y si se les antoja no pagar?
-No sucede nunca.
-Puede suceder, sin embargo.
-Podría suceder, sí, señor; pero si sucediese, el día que a ellos les faltase nadie les daría.
-¿Cada indio tendrá una cuenta muy larga de lo que debe y le deben?
-Todo el día hablan de lo que han recibido y dado con vuelta.
-¿Y no se olvidan?
-Un indio no se olvida jamás de lo que da ni de lo que le ofrecen.
-¿Me has dicho que cuando una vaca era para comercio tenía precio?
-Sí señor.
-Explícame eso.
-Señor, comercio es, que el que tiene le haga un cambio al que tiene.
-¿Entonces, si un indio tiene un par de estribos de plata y no tiene qué comer, y quiere cambiar los estribos por una vaca, los cambia?
-No se usa; le darán la vaca con vuelta y él dará los estribos con vuelta también.
-¿Y si un indio tiene un par de espuelas de plata y las quiere cambiar por un par de estribos?
-Las cambia, con vuelta o sin vuelta , según el trato.
-¿Y con los indios chilenos, cómo hacen el comercio, lo mismo?
-No, señor; con los chilenos el comercio lo hacen como los cristianos, a no ser que sean parientes.
-¿Y con los indios de Calfucurá y con los pampas?
-Lo mismo, señor.
-¿Y hay pleitos aquí?
-No faltan, señor.
-¿Y cuando los indios tienen una diferencia, quién los arregla?
-Nombran jueces.
-¿Y si alguno no se conforma?
-Tiene que conformarse.
Estos bárbaros, dije para mis adentros, han establecido la ley del Evangelio, hoy por ti, mañana por mí, sin incurrir en las utopías del socialismo; la solidaridad, el valor en cambio para las transacciones: el crédito para las necesidades imperiosas de la vida y el jurado civil; entre ellos se necesitan especies para las permutas, crédito para comer.
Es lo contrario de lo que sucede entre los cristianos. El que tiene hambre no come si no tiene con qué. Está visto que las instituciones humanas son el resultado de las necesidades y de las costumbres, y que la gran sabiduría de los legisladores consiste en no perderlo de vista al modelar las leyes. Los que a cada rato nos presentan el cartabón de otras naciones cuya raza, cuya religión, cuyas tradiciones difieren de las nuestras, deberían tomar nota de estas observaciones.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

VOS EN EL ORTO MAS QUE MICROCLIMA TENES HURACANES Y TORNADOS


guido dijo...

-¿Pero y el que no tiene parientes ni amigos, deudas que pagar y vueltas que devolver?

-Ese no sobrevive un invierno Peñí Coronel, es un hombre en el aire y da igual que si está muerto.

-Son muy humanitarias sus costumbres, mi amigo, por eso vamos a firmar la paz.

-¿Se acuerda cuando era comandante e hizo una entrada Peñí Coronel?

-Me acuerdo, claro.

-También va con vuelta Peñí. Tautulum, sáquese el quepí y pida a su Dios.

manolo dijo...

Guido

Estimado, sus dos últimos párrafos explicitan el problema de las PASO.
Es imposible resolver las macanas de 2 años en 2 meses, mucho más cuando las “devoluciones” implican sacrificios humanos.
Abrazos

Anónimo dijo...

si las paso no se hacen manolo! estos frepasistas inmundos sacaron la cara de peron de las boletas.

Rogelio dijo...

Estimados Manolo y Guido:

"Los seres humanos no pueden vivir sin intercambiar su trabajo o los productos del mismo entre sí".
Se distinguen tres tipos principales de intercambio: recíproco, redistributivo y de mercado.
Cfr. Marvin Harris, Antropología Cultural, pág. 152.

¿ Será cuestión entonces de encarar una "regresión" ?
¿ O más bien se tratará de una saludable "rememoración" ?

Saludos

guido dijo...

Rogelio, si lo sigo a Manolo (lo que solo Ngenechén podría afirmar sin dudar, y quizás ni el mismo) la cuestión es más "política" que "económica", distinciones estas más bien arbitrarias o, mejor dicho, cuya autonomía relativa es un resultado de esa Gran Transformación de la que hablaba Karl Polanyi.

En sociedades donde no existe una autoridad centralizada el accionar político (es decir todo aquel donde más de un actor compite por poder, incluso militarmente) quien desee movilizar a sus seguidores debe convencerlos, con regalos o con la palabra, quedando siempre para el seguidor el derecho de abandonar el compromiso asumido cuando lo desee. Las instituciones que regulan el orden social pasan por sistemas bastante complejos de obligaciones recíprocas, que tienen carácter obligatorio. Entre ellas, el "dar con vuelta" y el tautulum (la venganza). Mientras que la movilización política siempre es optativa, el cumplimiento de una vendetta es obligatorio, quien no lo haga perderá el respeto y no contará con quien lo defienda de encontrarse en un trance comparable. Las venganzas recíprocas, (y las eventuales firmas de paz, preferentemente con la ) tanto como los vínculos de parentesco reales o simbólicos (el compadre, el padrino por ejemplo) son "el estado", es decir el sistema que regula las interacciones entre las personas y establece los mecanismos de resolución de conflictos.

Lo interesante de todo esto es que un tipo sistema que inicialmente fue modelizado para describir sociedades "primitivas" ha sido observado en otras más complejas, ya sea como estructura implícita por debajo de la institucionalidad moderna (algo de eso hay quizás en la acelerada implosión del estado Libio de Kadhafi) o como sistemas con autonomía relativa dentro de otros sistemas sociales (por ejemplo, sistemas de vendetta y obligatoriedad de reciprocidad han sido descriptos para favelas).

Y no solo en estados tercermundistas o comundiades marginales de países capitalistas: las reglas de reciprocidad y venganza (o algunas de ellas) también guían los vínculos y conflictos interpersonales al interior de instituciones burocráticas modernas, partidos políticos, o entre ellos, muchas veces.

Pasa que no hay infinitas formas de preparar un puchero.