“Dicen que existen tantas oficinas de gobierno, tantos burócratas, que
sólo el pensarlo marea.
Todo el mundo ha sido, es o será funcionario del Estado.
Todo el mundo está dispuesto a ponerse a su servicio.
¿Cómo es posible entonces que de esta masa no puedan seleccionarse los
elementos necesarios para organizar una compañía de navegación?
La respuesta que suele darse a esta pregunta es muy sencilla; tanto,
que resulta difícil creerla.
Verdad es, se nos dice, eso de la frondosa burocracia; copiando un
excelente modelo germánico, se es funcionario desde hace doscientos años, de
abuelo a nieto.
Pero precisamente en nuestro país los funcionarios son los hombres
menos prácticos del mundo, y las cosas han ido tan lejos en este sentido, que
hasta hace muy poco ellos mismos consideraban que la ignorancia de las nociones
prácticas era la suma de todas las virtudes y cualidades”.
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