lunes, 30 de noviembre de 2015

Internas : 2 vs. 16


Pero el problema no son, por cierto, los consensos, sino las diferencias de intereses, y el modo en que cada sector quiere satisfacerlos.


Cabe recordar aquí una lección elemental de la ciencia política: en democracia, la mayoría posee sólo dos armas para defender sus intereses, una es el voto, la otra es la protesta; pero las minorías -económicas, intelectuales, religiosas, sindicales, mediáticas- disponen de herramientas mucho más diversas y sofisticadas para abogar por los suyos.


El gobierno electo ya ha experimentado alguna de ellas, antes de cumplir una semana de vida.


Empresarios que recomiendan recetas severas de shock, agropecuarios que exigen el cumplimiento perentorio de promesas escritas, editoriales que solicitan revisar las condiciones de detención de condenados por lesa humanidad.


Puede tratarse de demandas con una cuota de razón y haberse formulado sin mala intención.


Pero se caracterizan más por el apremio que por la mesura.


Y por la defensa del interés sectorial, antes que el general.


Se convierten así, de manera inadvertida, en el espejo de actitudes severamente criticadas en la etapa que termina.


Mercado o República.



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