Pepín Simón no es un paracaidista polaco, ver el film historico
“A Bridge Too Far”, sino un cuadro jurídico
de los Lobby empresariales que actúan en la Argentina.
Donde a la inversa de la lógica política y jurídica de los
expertos en Derecho Administrativo y Constitucional, y los Politólogos; el CEO
toma una “decisión” y los “estudios Jurídicos” contratados se basan en la “casuística”
para “encuadrarlos” a la “legalidad” realmente existente.
Desde ya, no están acostumbrados a los “tiempos y formas”
del Congreso; lo suyo siempre fue la “rosca” con Ministros y Secretarios del
Ejecutivo.
El “cara a cara” con no más de una docena de funcionarios,
en lugar del “quórum” legislativo, que implica a centenares de intereses políticos
y personales cruzados.
El tristemente famoso “Grupo A” de 2009/11, donde luego de
repartirse Comisiones quedo inactivo, los ha convencido que el Poder
legislativo es más un engorro en si mismo que una herramienta constitucional.
Lo suyo es el Diktat de la Libre empresa, con su disciplinas
laboral; que el “Toma y daca” democrático, con su disciplina política.
Como expreso mi coterráneo HAL, en comparación con estos
Juristas de Lobby, el Chino Zannini es Hans Kelsen, y, agrego yo, Corach es Carl
Schmitt.
En fin, hay que acostumbrarse a las “desprolijidades” de la Administración
Macri y sus enjundiosos asesores jurídicos.
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