lunes, 27 de diciembre de 2010

Traduciendo a Horacio González, apretada síntesis.

En una palabra; el objeto de mi conferencia es ayudar a comprender.

Yo no me propongo aquí propagar ni llamar a la revolución, sólo quiero explicar.

LT Copenhague 1932


La razón golpista

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-159368-2010-12-27.html


Al igual que la guerra, la gente no hace por gusto la revolución.

Sin embargo, la diferencia radica en que, en una guerra, el papel decisivo es el de la coacción; en una revolución no hay otra coacción que la de las circunstancias.

La revolución se produce cuando no queda ya otro camino.

La insurrección, elevándose por encima de la revolución como una cresta en la cadena montañosa de los acontecimientos, no puede ser provocada artificialmente, lo mismo que la revolución en su conjunto.

Las masas atacan y retroceden antes de decidirse a dar el último asalto.

………….

Mientras que, frecuentemente, los complots periódicos son la expresión del marasmo y la descomposición de la sociedad, la insurrección popular, en cambio, surge de ordinario como resultado de una rápida evolución anterior que rompe el viejo equilibrio de la nación.

Las "revoluciones" crónicas de las repúblicas sudamericanas no tienen nada en común con la revolución permanente, sino que, al contrario, son en cierto sentido su antítesis.

…………

En principio, el error del blanquismo consistía en la identificación de revolución con insurrección.

El error técnico del blanquismo consistía en identificar la insurrección con la barricada.

La crítica marxista fue dirigida contra los dos errores.

Considerando, de acuerdo con el blanquismo, que la insurrección es un arte, Engels descubrió no sólo el lugar secundario de la insurrección en la revolución, sino también el papel declinante de la barricada en la insurrección.

La crítica de Engels no tenía nada en común con una renuncia a los métodos revolucionarios en provecho del parlamentarismo puro, como intentaron demostrar en su tiempo los filisteos de la socialdemocracia alemana, con el concurso de la censura de los Hohenzollern.

Para Engels, la cuestión de las barricadas seguía siendo uno de los elementos técnicos de la insurrección.

Los reformistas, en cambio, intentaban concluir de la negación del papel decisivo de la barricada la negación de la violencia revolucionaria en general.

http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo2/hoja20.htm


El escritor italiano Malaparte[1], algo así como un teórico fascista -también existe este producto-, ha publicado recientemente un libro sobre la técnica del golpe de Estado.

El autor consagra un número no despreciable de páginas de su "investigación" a la insurrección de octubre.

A diferencia de la "estrategia" de Lenin, que permanece unida a las relaciones sociales y políticas de la Rusia de 1918, "la táctica de Trotsky no está -según los términos de Malaparte- unida por nada a las condiciones gene­rales del país".

¡Tal es la idea principal de la obra! Malaparte obliga a Lenin y a Trotsky en las páginas de su libro a entablar numerosos diálogos en los cuales los interlocutores dan prueba de tan poca profundidad de espíritu como la naturaleza puso a disposición de Malaparte.

A las objeciones de Lenin sobre las premisas sociales y políticas de la insurrección, Malaparte atri­buye a Trotsky la respuesta literal siguiente:

"Vuestra estrategia exige demasiadas condiciones favorables, y la insurrección no tiene necesidad de nada: se basta por sí misma".

¿Entendéis bien?"; "la insurrección no tiene necesidad de nada".

Tal es precisamente, queridos oyentes, el absurdo que debe servirnos para aproximarnos a la verdad.

El autor repite con mucha per­sistencia que en octubre no fue la estrategia de Lenin, sino la táctica de Trotsky lo que triunfó.

Esta táctica amenaza, según sus propios términos, todavía ahora, la tranquilidad de los Estados europeos.

"La estrategia de Lenin -cito textual­mente- no constituye ningún peligro inmediato para los Gobier­nos de Europa.

La táctica de Trotsky constituye un peligro actual y, por tanto, permanente."

Más concretamente:

"Poned a Poincaré [2] en lugar de Kerensky [3], y el golpe de Estado bolche­vique de octubre de 1917 se hubiera llevado a cabo de igual manera".

Resulta difícil creer que semejante libro sea traducido a diversos idiomas y acogido seriamente.

En vano trataríamos de profundizar por qué, en general, la estrategia de Lenin, dependiendo de las condiciones históricas, es necesaria, si la "táctica de Trotsky" permite resolver el mismo problema en todas las situaciones.

¿Y por qué las revoluciones victoriosas son tan raras, si para el triunfo basta con un par de recetas técnicas?

http://www.fundacionfedericoengels.org/index.php?option=com_content&view=article&id=73:ique-fue-la-revolucion-rusa&catid=15:revolucion-rusa&Itemid=32


Derribar el antiguo poder es una cosa.

Otra diferente es adueñarse de él.

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