miércoles, 6 de enero de 2010

Karl Otto Pöhl y la autonomía del Bundesbank.


La crisis política en Alemania acrecienta la incertidumbre sobre el euro y causa nuevas caídas en las bolsas

Madrid vuelve a bajar ocho puntos, mientras que el superministro Waigel queda en la cuerda floja tras rechazar el Bundesbank sus apaños para cumplir con Maastricht

GEMMA CASADEVALL

CORRESPONSAL

BERLIN.- «Alemania cumplirá los criterios de la unión monetaria, con o sin revalorización de las reservas de oro». Estas palabras, pronunciadas ayer por un acorralado Theo Waigel, no lograron frenar las dudas sobre la credibilidad del euro.

La oposición pidió su cabeza, el banco central clama por su independencia y ayer arreciaron las críticas. Todos los mercados europeos registraron pérdidas. Madrid cayó más de ocho puntos.

Algunos expertos económicos alemanes adelantaron su opinión sobre la contabilidad creativa de Waigel. «Es mejor un déficit del 3,2% que uno del 2,9% con truco», dijo uno de ellos.

Pese a que ayer fue festivo en los estados católicos de Alemania y, por lo tanto, también en la Bolsa de Francfort, Waigel no pudo permitirse su habitual jornada de recogimiento en el convento bávaro de Ursberg. A primera hora de la mañana llegaba la previsible petición de dimisión por parte de socialdemócratas y Verdes del señor de los agujeros, como apodan a Waigel, en alusión a sus deslices presupuestarios.

La oposición parlamentaria solicitará formalmente la destitución de Waigel ante el Bundestag la próxima semana, acusándolo de destruir con su política financiera «décadas de confianza en la estabilidad del marco y la independencia del Bundesbank». «Seremos testigos de un escándalo político sin precedentes en la historia de la RFA», sentencian apocalípticamente los Verdes.

El ministro consiguió burlar el acoso informativo hasta mediodía. Luego, visiblemente crispado, presentaba batalla. «Lo que es correcto en 1999 no puede ser errado en 1997 o 1998», defendía Waigel, rota ya la tregua. Con ello intentaba acortar distancias frente a la posición del Bundesbank. El banco central alemán está dispuesto a aprobar una revalorización para fin de milenio, pero la descarta por razones de credibilidad para el año de referencia de Maastricht: 1997, como pretende Waigel. «Nadie puede reprocharme que no haya mantenido siempre una relación óptima con el Bundesbank», mentía el ministro. Rozando el populismo, Waigel defendía su plan asegurando que, para el ciudadano, se trata de sacar partido de unas reservas para paliar deudas que, de otro modo, generan «intereses que deben pagar todos».

El ministro de Hacienda no quiere renunciar a la inyección financiera. Se trata de un arreglo técnico consistente en acercar la actual valoración alemana del oro, de los 144 marcos la onza, a su precio de mercado, 590 marcos.

Waigel no aprovechará todo el margen del que dispone y tan sólo habla de que el precio del oro valga el 60% del que se registra actualmente en los mercados. Según Waigel, países tan dignos como Francia, Italia, Bélgica e Irlanda han hecho lo mismo.

En su opinión, lo del oro del Bundesbank no es cosmética fiscal. Asegura que con los 20.000 millones de marcos -1,6 billones de pesetas- que espera inyectar en las arcas del Estado no se paliarán agujeros presupuestarios de hoy, sino viejas deudas de la ex RDA.

De consumarse el asalto, no será la primera vez que el Gobierno de Helmut Kohl hace oídos sordos a lo que dice el Bundesbank cuando se trata de hazañas históricas. No hay más que remitirse a la unificación monetaria entre las dos Alemanias y el catálogo de divergencias que culminó con la dimisión del presidente del banco central, Karl Otto Pöhl.

Desafiando la opinión de los expertos en la estabilidad monetaria, Kohl optó por el camino más rápido, el cambio «uno por uno» entre el marco del Este y del Oeste. El asesor personal al que tampoco quiso escuchar entonces el canciller se llamaba Hans Tietmeyer. El total de esas viejas deudas que ahogan hoy al Gobierno Kohl alcanzan los 350 mil millones de marcos.

La Comisión Europea consideró que la operación para revaluar las reservas de oro no afectará al calendario para el lanzamiento del euro. «Tenemos un calendario y lo respetaremos», dijo el comisario de Industria, Martin Bangemann.

Ayer, toda la prensa europea coincidió en destacar el pulso entre el Bundesbank y Waigel. Wall Street Journal Europe lo calificó de «extraña disputa». Financial Times añadió que la UEM está en medio de una enorme «confusión».

El Mundo, Viernes, 30 de mayo de 1997.

http://www.elmundo.es/1997/05/30/economia/30N0004.html

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