viernes, 1 de julio de 2011

Operación Agosto Infiel o como convencer al Consorcio para votar con los pies (2).

Al final, el único que defendía al peronismo era Kirchner.

Lo dice, con la bronca desnuda, un peronista bonaerense que tejió poder para Duhalde primero, para Kirchner después, y que jugó sin dobleces para el patrón de cada momento.

Ahora, como otros de su cofradía, quedó tirado en la banquina por la irrupción del cristinismo , que copó las listas de candidatos con incondicionales dispuestos a sacrificar cualquier discrepancia en el altar de la obediencia debida.

Ese es el verdadero significado de la palabra “lealtad”, según el nuevo diccionario bendecido en Olivos.

Por cierto, Kirchner había hecho algo más que defender al peronismo.

Después de ascender al poder criticando duro y parejo al Partido Justicialista terminó comprando el apoyo de intendentes y gobernadores, y consagrándose él mismo presidente de aquello que había definido como una maquinaria vieja, camandulera y siniestra.

Todo, en nombre del mismo modelo.

Pero que los defendía, los defendía. Kirchner seducía, amenazaba, trataba con dureza, regulaba fondos, apretaba con las obras públicas.

Pero era buen pagador.

A los propios, al final, les daba recompensa.

Eso sí: para los enemigos, ni justicia. Ahora, al zanjón de los enemigos, de los innecesarios, fueron arrojados muchos de los que hasta ayer acompañaban y sostenían.

Julio Blanck, hacer clic aquí.



"Me causa entre escozor, risa y patetismo ver, desde Clarín y La Nación, que siempre hablan de la renovación política y en contra de los estamentos y las estructuras.

Siempre estuvieron en contra de lo que les pusieron el nombre de barones del conurbano y ahora, que la Presidenta hizo lo que quiso, parece que son carmelitas descalzas", sostuvo anoche Boudou en declaraciones al programa ultraoficialista 6, 7, 8..

…..

"Hay un proceso de renovación política, que está liderado por el kirchenismo, dentro de una fuerza política", insistió el ministro, que calificó a Clarín y La Nación de "hipócritas".

Hacer clic aquí; para el Video de La Nación, hacer clic aquí.



¿A qué extremos puede llegar el disgusto que, en un primer momento, ganó al sindicalismo moyanista y sobre todo a los "barones" del conurbano por el olímpico desprecio de Cristina a su respaldo a la causa K?

Si no hubiera habido desprecio, ¿cómo se explica la escuálida representación de ambos sectores en las listas de candidatos? ¿es acaso un intento de mejorar la genética del equipo parlamentario?

Mañeros, fumadores bajo el agua, acomodaticios y conocedores del paño (de la geografía y de su gente), sindicalistas y "barones" comparten vicios pero también virtudes.

Y salieron en masa a protestar porque Cristina no siguió la clásica receta de Néstor en vida.
Recordemos: Kirchner llegó al poder despotricando contra el Partido Justicialista y terminó recostándose -a base de "caja"- en intendentes y gobernadores, y hasta se convirtió en presidente del mismísimo partido al que había definido como una máquina electoral anquilosada, llena de dinosaurios políticos.
En 2007 y 2009, entonces, Kirchner armó la estrategia electoral atendiendo buena parte de las apetencias de esos "dinosaurios".

Como se vio en la última elección, algunos de ellos no se sintieron cómodos de subirse de prepo a las listas como candidatos y terminaron ninguneando el esfuerzo: la noche de la derrota ante De Narváez, Néstor acusó a varios de ellos.

Después se le pasó bastante: pragmatismo puro.

Luis Sartori, ¿Habrá rebelión en la granja de los barones del GBA?, hacer clic aquí.



Algún baquiano de esas estructuras resistentes al fuego y al ácido supone que en la interna abierta del 14 de agosto puede haber alguna sorpresa.

Por ejemplo, volúmenes inesperados de votos a candidatos opositores que rompan la idea de la invencibilidad de Cristina y Scioli.

El juego a dos puntas sería, como en 2009 con las candidaturas testimoniales, un modo de poner en práctica el enojo por la marginación en las listas.

Además, explica un hombre que está armando ese escenario, sería un pase de factura sin consecuencias materiales: en la interna de agosto no se juega poder concreto sino -y nada menos- la sintonía fina del clima de campaña para octubre.

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De la Sota es el único dirigente de primera línea que se animó a pelearse ahora con la Casa Rosada y despegó su fórmula y sus listas del torniquete cristinista.

Fue candidato a intendente y perdió con el peronismo en octubre de 1983.

Tres intentos hizo por la gobernación hasta que pudo alcanzarla por primera vez en 1999.

En el trajinar político de estos años de democracia atravesó la ortodoxia, la renovación, el menemismo, el duhaldismo y ahora el kirchnerismo.

Siempre fue peronista.

Créase o no: en la hora del desconcierto y la perspectiva de luchar por la sobrevivencia, ese valor puede cotizar alto.

Julio Blanck, hacer clic aquí.

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