Fines del 2006, comienzos del 2007; en las reuniones políticas,
y sociales, de la embrionaria Política 2.0 chicaneaba a quienes defendían la “transversalidad”;
porque el “peronismo” era considerado un “cuerpo insepulto”.
Planteando que los “sub.” 35, gracias al Devenir, terminarían
convirtiéndose en paladines de la Neo-Ortodoxia.
Estos últimos, los “pibes”, me miraban azorados; porque en
el ambiente de época, donde la “Moda” era reconstruir el Clivaje
Derechas-Izquierdas como en la
España del PSOE (El País)-PP (El Mundo).
Hasta las Tesis Alto-Bajo de Pierre Ostiguy, hacer clic aquí,
eran consideradas “fantasiosas”; ejemplo, Ernesto Laclau aun tenia en transición
el “salto de pantalla” sobre el “populismo”.
“1.- En el actual
contexto, ¿cree usted que la consolidación del kirchnerismo como expresión de
poder significa más "peronismo" o más" centroizquierda"?
Utilizando sus
categorías, ¿primará en la política el clivaje entre un estilo "alto"
y uno "bajo" de hacer política o jugará más el eje izquierda -
derecha?
La pregunta sobre el kirchnerismo es muy buena.
La respuesta correcta es ninguna de las dos cosas y ambas cosas.
Y a la pregunta hay que hacerle otra: ¿en los ojos de quien?
¿Del electorado que puso a Cristina de presidenta o de los Kirchner
mismos?
La respuesta podría no ser la misma.
Me explico.
Para mí, no queda la menor duda que A) el grueso del electorado del
kirchnerismo es “más peronismo”, y no “más centroizquierda”.
B) Para muchos comentaristas e intelectuales, tanto a favor como en
contra del kirchnerismo, el kirchnerismo es “más centroizquierda”—y sin duda,
el contraste es obvio con el peronismo de Menem en los años 1990.
C) Pero para los políticos Néstor y Cristina, no lo sé; probablemente
para ellos las dos cosas van juntas o más bien las quieren equiparar.
Creo que “en su corazón”, Néstor es más izquierda, pero con el realismo
y el pragmatismo de un buen político, sabe que eso debe –y únicamente puede-
pasar por el gran movimiento nacional y popular que es el peronismo.
En eso, los K son típicos de la juventud clase media de los años 1970.
Creo que hay un choque muy importante en la Argentina entre el deseo
de varios políticos de enfatizar la diferenciación izquierda-derecha (que es muy
real), y la realidad electoral y sociopolítica a nivel “masa” (para usar
categorías comunes en electoral behavior en las ciencias políticas), que está
solidamente diferenciada en la otra dimensión, es decir culturalmente,
peronismo y no peronismo, y más genéricamente (y para mí más exactamente) alto
y bajo.
¡Ese choque es el drama de la política argentina desde hace ya más de
seis décadas!
Este deseo siempre se topa con esa realidad.
Y a eso hay que añadirle los numerosos políticos que no tienen ningún
deseo de transcender esa dicotomía, sea por pragmatismo de poder o sea por
aversión, estilo, “valores”, o imagen de sí mismo.
Para contestar la pregunta de frente, creo que el kirchnerismo se quiso
convertir, en los primeros años, en una tentativa de consolidación de poder de
lo que ustedes llamarían centro-izquierda, con el transversalismo, el
antagonismo hacia la derecha (y no al anti-peronismo), la mítica de los años
1970 (que como lo escribí en otras partes, consistió en una polarización
izquierda-derecha del espacio bi-dimensional argentino).
Y este deseo fue para mí muy genuino.
Pero la realidad electoral y sociopolítica argentina es distinta; y a
este nivel científico, no hay por qué privilegiar el 73 mas que, digamos, el
1999 (entre De la Rua
y Duhalde), el 1987 (entre Alfonsín y Cafiero), o ya que estamos, el 45-46.
Para mí -y eso lo escribí a mi modo en Pagina/12
el día después del evento (salio el 31/10/07) —el punto de inflexión fueron
los resultados electorales de octubre.
Cristina se quiso hacer la Concertación chilena, frente a la Alianza , y terminó al
frente del peronismo tradicional, en contra de la Unión Democrática.
Sorpresa, Cristina.
Y Néstor hizo lo único inteligente que se podía hacer:
1) liderar el peronismo antes de que, posiblemente, se le volviera en
contra.
2) Dejarse de embromar con una fantasía (de ambos) que no había dado
fruto y sincerarse en liderar la identidad política que de hecho había llevado
su esposa a la presidencia.
(Mario Wainfeld me tomó el pelo en marzo, escribiéndome que Kirchner
me había hecho caso.)
3) Y liderar el peronismo con mano firme, ya que es un fantástico
instrumento de poder, como lo saben muchos políticos oportunistas.
Pero también, siguiendo contestando de frente su pregunta, es
“consolidación de nada” en el espacio político.
Pues el peronismo no necesita de los Kirchners para consolidarse como
expresión de poder, ya que lo es de todas maneras a nivel electoral, local e
identidario.
No es concentración de poder de la centro-izquierda, ya que como bien
saben, dicha posición está muy dividida entre los pro-K y los anti-K, en línea
con el espacio político bidimensional.
Y al mismo tiempo, es concentración de poder, vía el estado, los recursos,
y los esfuerzos (ahora más endebles) de hegemonía.
Para decirlo del modo mas claro que sea, el kirchnerismo es “otra vez”
en práctica el peronismo en el poder (con un no-peronismo por definición en la oposición),
con un signo de centro izquierda esta vez.
Y si Kirchner quiso darle al peronismo el signo a la izquierda del
centro (que según él y varios le corresponde “de verdad” al peronismo), queda
claro desde el famoso voto de julio en el Congreso que hay varios elementos del
peronismo, como siempre, que no concuerdan con ese signo.
Lo que vemos, como siempre desde 1945, es una pelea dentro del
peronismo para apropiárselo.
Vemos ahí una facción de derecha, con Puerta, Menem, y posiblemente Rodríguez
Saa, Reuteman y varios mas; el eterno “centro” con Duhalde, quien nunca logra
que el equilibrio se centre en él, ya que sus socios de derecha (Menem) o de
izquierda (Kirchner) siempre terminan canibalizándole totalmente en el
movimiento del péndulo.
Así que estamos de cierto modo en la misma.
Sobre su otra pregunta, más fácil, los dos clivajes políticos existen
fuertemente en la
Argentina.
Siempre insisto que el espacio político argentino es bi -dimensional.
Y lo es absolutamente, con las dos dimensiones perpendiculares una con
la otra.
(Eso no es el caso, por ejemplo, entre el eje económico y el eje
cultural en EEUU, donde se observa un “ángulo agudo” entre ambos ejes, es
decir, en donde un liberalismo cultural y lo que ellos llaman erróneamente un
liberalismo económico se enfrentan a un conservadurismo económico y a un
conservadurismo cultural.)
Esa perpendicularidad da más opciones de alianzas posibles en la Argentina.
Creo que dentro del no peronismo, los políticos e intelectuales se ven
a sí mismos enteramente diferenciados por el eje izquierda-derecha, pero que a
nivel sociocultural la diferencia entre lo alto y lo bajo en la Argentina es mucho más fuerte.
Esto se nota sociológicamente, por ejemplo, en las redes sociales y
familiares.
La diferenciación entre alto y bajo es una clave fundamental de la
realidad argentina, que va mucho mas allá del estilo -simple expresión de algo
mas sociológico-.
De hecho, la
Argentina se caracteriza por una clase media comparativamente
culta y leída (en contraste, por ejemplo, con la de EEUU), o que lo aparenta, y
por sectores populares que muchas veces no tuvieron acceso a eso y que tienen
otra imagen de sí mismos.
Continuara…
2 comentarios:
Pero que pasa con la primera generacion de jovenes que terminan yendo a la universidad en los populosos partidos del GBA ? Se va a derivar en una clase culta ? Ademas otro eje que no comentas es que pasa con la columna vertebral y que pasa con los trabajadores y el lider peronista y porque los movimientos de Moyano ?
Javier, paciencia, je.
No, muy bueno. Muy claro.
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