Lucas
Carrasco refunfuñaba cuando recomendaba el Lang de “M”; con su “Acoso” y el
“Juicio Popular” que el Lumpenaje realizo con el personaje de Peter Lorre.
Ahora que
HV propone un “debate” político de cinemateca barrial, el entrerriano debe
estar a las puteadas. ;-P
Si vamos a
discutir sobre los “iconos” de las “turbas” que salen a linchar, más que Lang y
Ford, hay que remitirse a Fuenteovejuna de Lope de Vega o Frankenstein de James Whale.
Como
fenómenos dionisiacos, las movilizaciones de las Masas son absolutamente
perturbadoras para el Élan apolíneo de las Elites; sean Sociales, Económicas o
Culturales.
“En un mundo
estructurado de esa forma y artificialmente protegido irrumpió ahora el
extático sonido de la fiesta dionisíaca, en el cual la desmesura toda de la
naturaleza se revelaba a la vez en placer y dolor y conocimiento.
Todo lo que hasta ese
momento era considerado como límite, como determinación de la mesura, demostró
ser aquí una apariencia artificial: la «desmesura» se desveló como verdad.
Por vez primera alzó
su rugido el canto popular, demónicamente fascinador, en una completa
borrachera de sentimiento prepotente.
¿Qué significaba,
frente a esto, el salmodiante artista de Apolo, con los sones sólo medrosamente
insinuados de su cítara?
Lo que antes fue
propagado, a través de castas, en corporaciones poético-musicales, y mantenido
al mismo tiempo apartado de toda participación profana; lo que, con la fuerza
del genio apolíneo, tenía que perdurar en el nivel de una arquitectónica
sencilla, el elemento musical, aquí eso se despojó de todas las barreras: el
ritmo, que antes se movía únicamente en un zig-zag sencillísimo, desató ahora
sus miembros y se convirtió en un baile de bacantes: el sonido se dejó oír no
ya, como antes, en una atenuación espectral, sino en la intensificación por mil
que la masa le daba, y acompañado por instrumentos de viento de sonidos
profundos.
Y aconteció lo más
misterioso: aquí vino al mundo la armonía, la cual hace directamente
comprensible en su movimiento la voluntad de la naturaleza.
Ahora se dejaron oír
en la cercanía de Dioniso cosas que, en el mundo apolíneo, yacían
artificialmente escondidas: el resplandor entero de los dioses olímpicos
palideció ante la sabiduría de Sileno.
Un arte que en su
embriaguez extática hablaba la verdad ahuyentó a las musas de las artes de la
apariencia; en el olvido de sí producido por los estados dionisíacos pereció el
individuo, con sus límites y mesuras; y un crepúsculo de los dioses se volvió
inminente”.
La criatura
de James Whale, a diferencia de la original de Mary Shelley, es absolutamente
inimputable penalmente.
La “escena”
del molino, es un icono cultural sobre las “turbas enloquecidas” en plan de “buscar y destruir”, motorizadas
por el miedo y la venganza.
La imagen
que encabeza este post, es tenebrosamente tierna, tanto que se convirtió en uno
de los ejemplos más celebres del humor negro de Mel Brooks.
Fuenteovejuna
es un linchamiento clásico, del componente plebeyo de la Sociedad Civil, que se
alza contra las “Instituciones” de la Republica Cristiana medieval.
El ultimo
ejemplo, el feminicidio Bonasera, de Puzo y Coppola; ver video.
Que “explica”
porque ante la “ausencia” de un Poder Judicial “eficaz”; un pilar de la
sociedad, y ciudadano modelo, como el empresario de pompas fúnebres Bonasera,
decide “hacer justicia por mano propia”.
Porque
ambos “agresores”, a pesar de ser condenados rápidamente por los jurados,
vieron su condena “atenuada” por Su Señoría.
Al fin y al
cabo eran “chicos”, hijos de “buenas familias”, con mejores “relaciones” que el
inmigrante siciliano.
¿Cuál es la
“diferencia” con los aldeanos suizos o españoles?
Que en el
caso de El Padrino hay una “intermediación” paraestatal que en los dos primeros
casos no existen.
Para que
una Masa se “movilice”, la condición primordial es el FRACASO de la “Contención”
institucional; que generalmente es el Estado, con sus 3 Poderes y sus
Burocracias.
En la
Argentina el “problema” de la “Seguridad” está íntimamente entrelazado con la “falta
de Justicia”.
Ya no se
puede “responsabilizar” a los Códigos, Leyes, Policía, Sistema penitenciario,
Legisladores o políticos en general.
La clave de
esta “ausencia” la encarna el valetudinario Fayt, con su defensa a ultranza de
fueros y privilegios.
En una
Gentocracia como la vaticana, hace más de 20 años que hubiera dejado de ser
Obispo, y más de 15 que hubiera perdido la condición de Cardenal Elector.
Si hasta podría
ser el padre biológico del papa Francisco.
La Sociedad
Civil argentina, que el informe de LAPOP caracteriza como “contenciosa”, es de alta “movilización” y poderosamente
articulada.
Como no recordar el
8N, fundamentalmente el sector ABC1, que
fracaso por un problema de “representación” política.
Cuestión que suelen
tener resueltas las Clases bajas o populares.
Contenciosidad, con la
“representación” resuelta o no, que ya habían notado en 2001; entre otros temas
de actualidad DE 2014/15, las corresponsales brasileñas de los medios más
importantes del Brasil.
Argentinos: mitos, manías y milongas; de Marcia
Carmo y Mónica Yanakiew; ex corresponsales de O Globo y Jornal do Brasil; traen
otra mirada, mas articulada sobre el “ser argentino”.
“Se expresa la sorpresa por la
capacidad que asignan al argentino de reírse de sí mismo, cada vez que se
inventan chistes sobre su propia banalidad, soberbia, tendencia a la trampa,
que luego no se condice con el panorama que encontraron en los hechos.
La Argentina tendría una vocación
especial por la protesta a largo plazo, para reclamar el esclarecimiento de
crímenes o defender el ahorro propio a lo largo de los años.
Se lo explica como una cuestión
de carácter, mediante una cita del escritor mexicano Octavio Paz:
“Pensé que nunca había visto nada
más apasionante que una corrida de toros, hasta que vi a dos argentinos
discutiendo de política”
“Allí se dice que el propio
argentino se encarga de autodenigrarse expandiendo falsos mitos sobre sí mismo.
Y se le atribuyen extrañas
actitudes de acumulación desaforada bajo el colchón o en la maceta,
supuestamente heredadas de generación en generación desde la llegada de los
primeros inmigrantes..., pero a la vez no se deja bien parados a los brasileños
cuando se les endilga una actitud pasiva, pusilánime, ante la protesta que no
es propicia para reclamos colectivos.
Donde dice petulante, ellas
sobreimprimen: ¡autocrítico!.
La sorpresa llega tras la lectura
de algunos párrafos sobre el manejo de dinero: las autoras aseguran que el
hábito de guardarlo abajo del colchón o en la tierrita de la maceta no es un
derivado de la crisis post 2001 ni llegó por necesidad inmediata sino como
fruto de una cultura de la desconfianza que forjó la inmigración desde
principios del siglo XX.
Y echan a rodar un nuevo mito por
comparación: si Brasil es la cigarra (que despilfarra y vive el hoy), a la
Argentina le toca la hormiga”.
“Tienen la costumbre de guardar
dólares debajo del colchón o en la maceta.
No tiene que ver con la última
crisis, sino con la historia de inmigrantes, marcados por la desconfianza, o
como nos dijo un economista: la prueba de que viene de lejos es que los
brasileños no hacen lo mismo a pesar de haber pasado por las mismas crisis.
Pero tiene más que ver más con la
sabiduría que con la avaricia: es el recurso encontrado para sobrevivir.”
“No entendíamos cómo confiaban en
un lecop, una moneda inventada, y no en un cheque.
Ustedes mismos contestaron en
nuestras encuestas que necesitaban tocar un papel real y que el cheque es algo
intangible.
Que necesitaban algo palpable.
A los brasileños, eso no nos
pasa.”
“Para mujeres y varones, yo diría
que saben reclamar hasta por un feriado de carnaval.
Es admirable que la protesta se
traslade de temas colectivos como la inseguridad, Cromañón o los desaparecidos
a causas como la de María Soledad y que esa protesta dure a lo largo de las
décadas.
En Brasil ni la madre se iba a
quedar protestando.
Y ustedes siguen siendo
implacables con ustedes mismos, asegurando que tienen una memoria corta”
"Cuando uno va a vivir a
Buenos Aires llega lleno de prejuicios.
Pero de pronto se encuentra que
son personas agradables, inteligentes y con un ácido sentido del humor que se
aplican a sí mismos", dijeron las periodistas, con larga trayectoria como
corresponsales en Argentina y Sudamérica.
El libro se detiene a analizar
"el romanticismo dominante en estas pampas, incluyendo flores y cenas con
vino" como elemento de seducción varonil.
Y rescata el cuidado que las
argentinas dan a su belleza.
"Lo cierto es que para bien
o para mal, los argentinos siempre se dan maña para ser noticia.
Son capaces de dar vuelta la
página o reescribirla con la rapidez de quien parece vivir online".
Cuando Clarín pregunta por qué,
las autoras dijeron:
"Es que ustedes son una
combinación de inmigración, educación, información e indignación".
De entrada, el libro afirma que
los argentinos, "psicoanálisis y mucha lectura de por medio" son muy
articulados.
"Coloque un micrófono en la
boca de cualquiera en la calle y hablará mejor que un locutor", observó el
ex embajador brasileño en Buenos Aires, Marcos Azambuja.
A partir de allí, las periodistas
se interrogan:
"¿Por qué cabezas tan
psicoanalizadas y pensantes no consiguen poner sus tesis en práctica o arreglar
los errores que tanto critican?".
Les parece llamativo
"ese-no-saber-quién-somos-ni-para-dónde-vamos" en un país "donde
casi todos tienen opinión formada sobre casi todo".
Las corresponsales citan otro
diplomático, el ex canciller brasileño Antonio Azeredo de Silveira:
"Decía que en una
negociación, un argentino solo es temible.
Pero si hay dos, no hay que
asustarse: son tan brillantes que uno destruirá al otro".
Para Carmo y Yanakiew, en la
Argentina una de las mayores manías es extrañar lo que no se vivió o probó.
“Por eso la obsesión en buscar
alguna explicación para su eterno dilema: ¿por qué estamos como estamos?
¿Por qué somos como somos?
¿Y estamos como estamos porque
somos como somos, o somos como somos porque estamos como estamos?”
Para ellas, “ésa es la versión
más psicoanalizada de la misma sinfonía”.
Según escriben, “eso de ser lo
mejor o lo peor, pero, de alguna forma, lograr siempre estar en boca de los
otros forma parte de la idiosincrasia argentina”.
Y agregan:
“Son capaces de dar vuelta la
página de la historia, o reescribirla con la rapidez de quien parece vivir on
line”.
La rápida recuperación después de
la crisis fue, justamente, uno de los motivos que les causó curiosidad y
disparó la hechura del libro.
“Está naciendo en la Argentina
una nueva sociedad.
Pero ¿qué sociedad es esa?
Ni los argentinos lo saben”,
dicen, agudamente.
“Este país de 37 millones de
habitantes, raíces europeas, que fue tan orgulloso de su educación y
politización maciza, mantiene hábitos como la lectura en los cafés de Buenos
Aires y asientos numerados en los cines.
Pero ese mismo país enfrenta hoy
problemas que sus vecinos ya viven hace décadas.
La evasión escolar, el desafío de
las drogas y el alcoholismo entre los jóvenes, el trabajo infantil, el
desempleo y la pérdida salarial.
Resultados que muestran otra cara
de la Argentina: un país latinoamericano.”
“¿Por qué escribieron ese
libro?”, les preguntó este cronista a ambas autoras –que, vale el dato, son
casadas con argentinos–.
Para las dos, el objetivo fue
desarmar clichés.
“Durante la crisis, mucha gente
nos preguntaba cómo los argentinos estaban logrando vivir sin dinero, o si eran
tan arrogantes como se decía.
O, si no, comentaban la
admiración por gente tan politizada ante cada problema.
Eran muchos mitos sobre un país
que tenemos al lado y conocemos tan poco”, dijo Carmo, que actualmente es corresponsal
de BBC Brasil para América latina.
………..
El libro que escribieron las dos
periodistas le permite a un brasileño desarmar los clichés, y aunque ellas no
pasaron por alto los defectos de la idiosincrasia argentina, la visión final de
las autoras termina siendo más benévola de la que quizá tendría un argentino.
O talvez sea pura impresión.
Al fin y al cabo, como dice
Carmo:
“Los argentinos son los primeros
en hablar mal de sí mismos.
A veces parecen ignorar las
buenas cosas que poseen.
Otras veces parecen exagerar el
tamaño de los problemas.
Aunque perdieron mucho de lo que
tenían, especialmente en lo social, todavía continúan teniendo el mayor
patrimonio social de la región.
Es una sociedad intrigante y
fascinante”.
Yanakiew concuerda.
“Individualmente, los argentinos
preservan ciertos valores de antes, difíciles de encontrar en un mundo
competitivo y globalizado, como la lealtad entre amigos o el respeto por la
familia, con una fuerte conciencia política y social”.
Pero admite, con humor:
“Es muy difícil definir a un
argentino, porque él mismo no se sabría definir”.
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