miércoles, 12 de agosto de 2015

Magneto abandona a Lanata y postra frente a Neptuno.



Los resultados ya fueron afectados por lo previsible, un fenómeno meteorológico cíclico, del que había realizado propuestas Ameghino en el siglo XIX.

Y la Sudestada no solo afecta a Daniel y Aníbal, sino también a Mauricio y Mariù si perdiste el tiempo suficiente.

Ahora bien; el daño electoral puede mitigarse, o agravarse, y eso depende de cómo se responda en tiempo y forma al estrago social generado por el meteoro.

Donde no hay energía, y los móviles fusionan peor que lo habitual, lo que digan los medios opositores u oficialistas es secundario.

1 comentario:

oti dijo...

Sabemos, Manolo, que una mayoría del pueblo sabe (conciente o inconcientemente) que ni Macri ni Massa pueden estar en la Casa Rosada, que no solo no deben sino que tampoco pueden gobernar el país.

Yo creo que esto es un dato. La forma en que se manifestará ese dato en las próximas elecciones (proporciones, porcentajes, balotaje, etc.) es una cuestión variable, pero esa variabilidad no creo que pueda cambiar el aquel dato.

Además, pienso que, si la crisis global da nuevas vueltas de tuerca hacia su agudización y si las oligarquías angloamericanas que la están gobernando no enfila sus "cañones" hacia Argentina y A.L., va a haber mucho más espacio para el "populismo de izquierda" el cual dejaría un tanto desubicado a Scioli si es que éste no se adapta o no ocupa dicho espacio.

También puede ocurrir -como ocurrió bajo otra modalidad en los años '40- que la agudización de los conflictos "internacionales" (globales) obligue a nuestro futuro gobierno a tomar partido (eje digamos "Atlántico" vs. eje "Pacífico" o Imperio angloamericano + europa vs. intentos de Estados Nacionales soberanos Asiáticos + A.L.).

La intervención de estos factores en ese proceso puede crear divisiones y distribuciones ideológicas en el seno de nuestra sociedad que, eventualmente, podrían tener repercusiones electorales.

La Argentina es como un barco que está remando en una dirección y cada uno dentro de ese barco rema a su manera, pero los que reman para la dirección que va el barco son mayoría respecto a los que reman al revés.