jueves, 22 de julio de 2010

El Borges Pulp y la Cultura P(¿eronista?, ¿roletaria?, ¿opular?) I.

Tengo base y entiéndase bien por base cimientos intelectuales
De chico en el colectivo leía historietas nacionales,….

como el espía inglés con licencia para matar
que regala rosas amarillas siempre,
como El Errante, como El Inmortal,
como el indio blanco, como el Desterrado,
como el cabo Sabino, como Roland el corsario,
como Johnny Hazard, como Savaresees de los 80 como decirtess

………..

Soy or grund, soy Nippur de Lagash, Savarese y Jack Arosh
y si quiero nena puedo fumar crack
y ser Isidoro, Isidoro, Cachorro,
el coronel Cañones, El capitán Metralla
metiéndose una raya.
Que literatura más pura
y en colores,
después del blanco y negro
historias con sabores, olores.
El Errante siempre adelante
capítulo aparte para lo que
hubo antes y después.
Algo se derrumba,
cuantas aventuras de editorial Columba.

Andres Calamaro.

http://comicscolumba.blogspot.com/2009/02/homenaje-editorial-columba-por-calamaro.html



Eran las cinco de la mañana en Buenos Aires, a fines de los sesenta.

La puerta de una pensión de Retiro se abrió para que saliera bostezando un pibe paraguayo, rumbo a la fábrica, bajo la lluvia.

Iba hasta Martínez, en zona norte.

En el bolsillo le quedaba una moneda que no hizo ruido cuando el chico aceleró el paso. Aunque a decir verdad el agua era sólo un detalle.

Si llegaba tarde, el capataz podía dejarlo sin jornal.

Tras bajar del colectivo y caminar diez cuadras, la voz confirmó el presentimiento:

“Te pasaste quince minutos, viejo.

No podés entrar.

Además vos no estás bien.

Mirate la cara.

Mejor volvé a tu casa y vení mañana”.

–¡Pero, Simón, no puedo perder el día! –rezongó el flaquito–.

Aparte no tengo plata para volver.

Aunque sea prestame un peso.

–No tengo.

La próxima llegá en horario”.

Afuera, el aguacero lo había estado esperando.

Con la camisa mojada y el overol hecho un rollo bajo el sobaco, el rebotado empezó a patear su regreso.

De casualidad se detuvo en un kiosco y miró una revista de Editorial Columba.

Estaba empapado, pero sintió el efecto de un baldazo.

Su nombre figuraba ahí, arriba, a la izquierda.

Era uno de los guiones que había dejado en la empresa para ver si interesaban.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-10183-2008-05-27.html

Bueh... seguí caminando hasta Columba, que en esa época estaba en Sarmiento y Callao, algo así...

Y fui ahí, subí y estaba una señorita preciosa, en una hermosa oficina, que me miró con toda la sospecha del mundo, totalmente justificada, y me dijo

"Sí, ¿qué quiere?"

No te puedo explicar el aspecto que yo tenía, era una cosa...

Pesaba cuarenta y ocho kilos, la miseria de mi ropa, todo...

Esta chica que luego fue amiga mía de manera íntima, me dijo que ella pensó que yo venía a pedir comida o dinero, o algo, a vender tarjetitas de 'Soy sordomudo' o algo así, 'Colabore'. (risas)

Yo le dije "Me llamo Robin Wood"...

Chau, otra joda.

Ella no estaba al tanto de las historietas, y ese nombre ridículo...

- Le roba a los ricos para darle a los pobres...
-Pero este necesita para él y para nadie más.

Entonces le digo

"No, yo escribí unas historietas y fueron publicadas".

Teresita, Teresita Murray, una irlandesita, muy simpática, me dice

"Espere un momento", y se fue a hablar, probablemente se llevó todas las cosas que se pudieran robar; (risas) y al rato viene, me mira así con curiosidad y dice

"El señor Basalo lo espera."

Basalo fue Balbastro en Mi Novia y Yo.

Paso a una oficina donde un señor muy elegante está sentado, el tipo me mira y me dice

"¿Usted es Robin Wood?"

"Sí, señor".

Me dice "No se ofenda, ¿tiene una cédula?"

Saqué mi cédula y se la di.

La miró y

"Pero entonces ¿de verdad usted es Robin Wood?"

"Sí", entonces me dice "Le cuento que compramos los tres guiones"... y no te puedo decir los precios de esa época, pero ponele que en la fábrica yo ganaba trabajando las horas extras que eran cuatro por día, trabajaba ocho horas más las cuatro horas extras, o sea doce horas, ganaba -un ejemplo- cien pesos por mes...

"Nos gusta mucho el trabajo le compramos todo lo que entregó y le pagamos doscientos pesos".

Yo había escrito tres historietas y digo

"¿Doscientos pesos por las tres?"

“No, no, doscientos pesos por cada una".

¡AH! De repente el mundo cambió y dice:

“Y todo lo que produzca se lo compramos".

"Bien, bien..."

Ahí me levanté ya diferente y le digo "A todo esto..." y el tipo que ya me había calibrado me dice "Váyase al tercer piso que ahí le dan un cheque".

Yo nunca había visto un cheque.

Fui al tercer piso, me dieron un cheque y yo con el cheque en la mano... (cara de desconcierto)

Entonces el tipo me dice "Pará, vos nunca cobraste un cheque".

"No"

"Salí afuera, cruzá Callao y está el Banco de Londres y América del Sur, entregá el cheque y ellos te dan el dinero".

Fui, entré al Banco y en esa época debía ser una pila de billetes así (muestra las manos separadas a una distancia como la de una taza de café), entrego el cheque, y me dice

"¿Tené' cédula? ... ¿Robin Hood? ... Momento..."

Y viste cuando sabes que no va a resultar, que algo va a pasar, que algo va a ir mal, y el tipo viene, me pone el paquete de billetes delante y me dice "¿Quiere un sobre?"

Si me hubiera preguntado si quería un elefante le digo que sí tambien, me dio el dinero, me fui y de ahí en adelante gané montones de esos paquetes de billetes y once meses despues fui a avisarle a Columba que me iba.

"¿Cómo te vas a ir?"

"Sí, sí", le digo, "yo me pasé seis años en la fábrica desde el amanecer hasta la noche, seis días por semana y ahora yo me voy..."

Yo me iba a ver entrar los barcos en el puerto, yo fui voluntario para la Guerra de los Seis Días, también fui voluntario para Vietnam, con tal de poder irme...

En la Guerra de los Seis Días no me aceptaron porque no era judío ¿y a mí qué?; ofrecí seis años de trabajo en un kibutz a cambio de un pasaje.

Para lo de Vietnam me dijeron "no hay problema, lo único que tiene que ir a Estados Unidos y alistarse ahí".

"Pero escuchame", le digo, "si yo tuviera plata para irme a Estados Unidos, ¿para qué carajo voy a enlistarme?"

Y de repente ahora tenía dinero, y dije "yo quiero ver cosas, quiero ver países, quiero ver todo", y no me fui en avión, me fui en un barco de carga, así, que tomaban siete ocho pasajeros; y me fui en el Calazeta, un barco italiano...

Y van veintidós años de viajes... sin parar, nunca quedándome más de seis meses en una ciudad.

Y hasta hoy en día me acuerdo del Calazeta que era un buque de carga, tenía una pileta de lona azul en la cubierta para los marineros, que la cargaban con agua salada para refrescarse, no había restaurante no había nada...

http://www.robinwoodcomics.org/quienesrobinwood/

4 comentarios:

made atom dijo...

Manolo, me hizo recordar tantas mañanas, tardes y noches con las Nippur, D´artagnan, Tony...Robin Wood sabía contar historias realmente.

Saludos.

Dr_Plarr dijo...

...Denis (¿Dennis?) Martin...el inglés que regalaba rosas amarillas y era eximio lanzador de cuchillos se llamaba Denis Martin: igual que Robin Wood, un capo...

Unknown dijo...

Mmmm, y de repente encuentro este articulo y revivo los años de esta lectura que sigue apasionandome y descubro otro poquito de nuestra historia , no tan reciente

Jorge dijo...

Entrañable personaje. me hizo pasar la adolescencia. del salgari de mi niñez a la literatura de adultos devoraba todo lo que escribía este tipo. Pepe Sanchez y su mezcla de Maxwell Smart con capitan beto me mataba